1. Insistió e insistió, hasta que consiguió hacerme suyo.


    Fecha: 17/11/2019, Categorías: Gays Autor: Danisampedro91, Fuente: SexoSinTabues30

    Se llamaba Felipe, según me habían contado, era abogado y trabajaba o había trabajado en un organismo público de la ciudad (La Coruña). Si yo por aquel entonces tenía unos 23 años, el me doblaba claramente la edad, yo incluso diría que la superaba con creces, vamos que andaría rondando los 60 años.
    
    Nos conocimos, bueno más bien supo de mí, en el bar Ibérico. Dicho bar quedaba en la calle de la Galera, esquina a Torreiro, o como yo le solía llamar, callejón del cine Paris. O sea, justo enfrente al mítico bar La Bombilla. Ahí solíamos parar varios jovencitos gais, y por ahí se dejaban caer algunos maduritos en busca de tiernos culitos a los que sodomizar.
    
    Ya en varias ocasiones había intentado llevarme con él en una clara intención de sodomizarme, pero en todas las ocasiones que lo intentó, yo siempre le había dado calabazas.
    
    Cuando coincidíamos en el bar, siempre intentaba que le entregara mi culito. No había día que me dijera algo y que alabara mi tesoro más preciado, que era y es mi culito. Era algo obsesionado con esto, y la verdad es que ya me tenía cansado con tanta insistencia. Pero yo no cedía, siempre le decía que no.
    
    Llegó incluso a seguirme por la calle, e incluso si yo iba a la discoteca Xornes, que estaba en la Calle San Agustín, justo en un lateral de la iglesia de San Nicolás, él también iba, y solía invitarme a alguna consumición.
    
    Estando en la discoteca Sornes, era de ambiente misto, aunque abundaba el ambiente gay, llegó a meterme mano. En cuanto tenía ocasión, me sobaba el culo, era algo obsesivo.
    
    Hasta que un día, consiguió lo que con tanto anhelo buscaba.
    
    Ese día lo encontré cuando yo iba para casa, a la altura de la iglesia de San Pedro de Mezónzo. Serían sobre las 7 u 8 de la tarde. Yo iba para mi casa, llevaba unos días con el culo irritado, y no me apetecía salir, y ¡zas! Me encuentro frente a mí, al incansable e insistente del cabronazo que no cejaba de acosarme, y que no era otro que el tal Felipe. Tan pronto me vio, ya me abordó.
    
    Después de saludarme como si fuéramos grandes amigos, se puso a caminar a mi costado, tratando de convencerme de que fuera con él. Yo como siempre le daba largas, y le decía que no. Además, le dije aquel día que estaba cansado y que tenía el culo algo irritado y que no me apetecía hacer nada.
    
    Joder, vaya cosa le había dicho, al momento me contestó, que no quería hacer nada conmigo, que solo me invitaba a beber una cerveza nada más, que no tenía ninguna otra intención. Tanta fue la insistencia, que no se como consiguió convencerme. Al final le dije que estaba bien, que solo bebería una cerveza con él.
    
    Yo pensaba que íbamos a algún bar, ya que me dijo que fuésemos a la avenida de Chile, calle que queda en el lateral de la estación de autobuses, iba pensando que seguro me llevaba al famoso bar “la tacita de plata”. Que iluso era yo. Al llegar a dicha calle, va y me lleva a un edificio nuevo, y me dice que acababa de comprar un apartamento, que me lo quería enseñar, que ...
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