1. Hay días que encuentras lo que buscas.


    Fecha: 15/11/2019, Categorías: Gays Autor: Danisampedro91, Fuente: SexoSinTabues30

    ... ver si había ambiente y podía encontrar quien me diera por el culo.
    
    Iba andando desde la zona del Orzán, por lo que fui directo hacia los cantones, y desde allí crucé la calle hacia los jardines. No se veía marcha alguna, aquello parecía solitario, cuando ingresé a ellos.
    
    Empecé a recorrer los jardines como solía hacer, viendo que no había ni un alma, la noche estaba encapotada, y amenazaba con caer un chaparrón en cualquier momento, como había sucedido durante todo el día. Por eso no había nadie, la gente se retraía, y no solía venir. Solo de vez en cuando pasaba algún que otro coche dando vueltas, pero al no ver movimiento, no se paraban.
    
    Joder, vaya día fui a elegir para venir de marcha. Todo era a causa de la calentura que ya tenía, por eso había tomado la decisión de bajar al centro de la ciudad en busca de marcha. Sabía que, si no aplacaba esa calentura, iba terminar por recorrer todos los aseos públicos de la ciudad, en busca de una polla que me diera por el culo, como hacía en tantas ocasiones.
    
    Después de dar varias vueltas y pararme donde se suelen poner los chaperos para que los vean los que vienen en vehículo, y no tener suerte, volvía a dar otra vuelta, cuando empezó a caer un chaparrón de agua.
    
    Joder, vaya día de mierda pensaba yo, mientras iba caminando entre los jardines hacia el edificio de la biblioteca para resguardarme de la lluvia que estaba empezando a caer. Este edificio se conoce por el nombre del Atalaya, y en la parte superior había una cafetería, Atalaya, en el bajo había una churrería que era de la misma dueña, Ángeles de la Iglesia, que era quien tenía esas concesiones, junto a la cafetería Terminal, que había en el bajo del Kiosco Alfonso, en la otra parte de los jardines, llamado relleno. Pues justo mirando para la puerta de la churrería, a la izquierda hay unas escaleras que suben para la cafetería, y a la derecha otras que llevan a la biblioteca.
    
    Allí resguardado de la lluvia, justo delante de la puerta de la churrería que había por aquellas, esperaba que amainase un poco o al menos dejase de llover, para irme. No sabía si pasar primero por los aseos públicos de la plaza de Pontevedra, o irme directamente para mi casa.
    
    Sabía que, si me iba para casa, al día siguiente la calentura iba ser aún mayor, e iba terminar por andar por los aseos públicos. Pero aquello parecía no tener remedio, allí no había ni venía nadie.
    
    Me puse a encender un cigarrillo, cuando veo que, por uno de los caminos de aquellos jardines, viene andando alguien. Ya no llovía apenas, por lo que allí resguardado esperé a ver de quien se trataba.
    
    Dios, cuando lo vi el estómago se me estremeció, era como un revoloteo de mariposas que tenía por todo el abdomen, los huevos me hacían cosquillas y hasta el culito me palpitaba.
    
    Era un chaval joven, más joven que yo, y algo más alto, sería de unos 1,70 metros de altura, delgado y rabiosamente joven.
    
    Dios, a mí se me caía la baba, y por encima venía directo hacia donde yo ...
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