1. Como me declaro a mi amada Carlota


    Fecha: 30/10/2019, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... más rapidez mientras que con una mano me aguanta la cabeza y va acariciándome el cabello y las mejillas estando yo agachada y con otra se acaricia a si misma el cabello, las ruborizadísimas y ásperas mejillas, el cuello, los pechos, los pezones endurecidísimos por debajo de la camisa de tirantes y el sujetador...
    
    Cada vez mueve más sensualmente sus caderas, respira más agitadamente y suspira con más fuerza. Entre eso y la visión de sus braguitas blancas bajadas hasta los pies con las chanclas de plataforma (algo que no sé por qué me excita muchísimo, es un fetiche que tengo) hace que mi cuerpo vuelva a reaccionar y que en algunos momentos mi cabeza vuelva a bajar hasta sus pies para besárselos sin parar junto a las chanclas de plataforma y para oler y besar también sus braguitas bien húmedas de excitación y después volver a subirla para concentrarme en su centro del placer. Siento cada vez más calor y humedad en mi boca. Pasados casi unos veinte minutos, ella estalla de placer. Y por lo que se ve, es también un orgasmo muy intenso. Y yo también por segunda vez al mismo tiempo por como me he vuelto a excitar. Como el primero, este segundo orgasmo también muy intenso.
    
    Ella de pie, en posición dominante. Yo agachada, en posición sumisa. Igual que antes. Ella detrás dándome placer en posición dominante y yo delante recibiéndolo, en posición sumisa. Ella muy alta, gordita, grande y fuerte. Yo, bajita, delgada y menuda. Como amo abrazarla y estar abrazada a ella, envuelta entre sus grandes brazos... Que protegida me hace sentir. Tendremos maneras de ser muy iguales, pero en ese otro aspecto nos complementamos mucho. No lo forzamos, simplemente nos sale así.
    
    Finalmente, las dos acabamos cayendo rendidas en su cama. Ella se vuelve a poner detrás de mí y me abraza por la espalda, yo le acaricio los brazos y las manos.
    
    –Te amo, mi princesa. Y así ha sido siempre, desde que te conocí siempre has sido mi gran amor –me dice al oído.
    
    –Yo también sentí siempre lo mismo hacia ti, pero nunca supe como dar el paso de confesártelo. Te amo, Carlota.
    
    –Lo sé, siempre supe que lo que sentías por mí iba más allá de la amistad, mucho más. Aunque no me lo confesaras siempre me lo has demostrado de una u otra forma. Y eso... Eso dice mucho más que las palabras, Clara. Yo cada vez que estoy contigo siento una paz indescriptible que nunca he sentido con nadie más, me siento en el séptimo cielo. Es contigo con quién me siento libre de ser yo de verdad y no en la obligación de esconderme de mí misma ante la sociedad. También menos sola en este mundo. No somos personas fáciles de comprender para esta sociedad, Clara, y aún menos cuando se nos acostumbra a ver como a bichos raros. Nuestra vida puede ser una lucha constante contra viento y marea. Es triste, pero es así. Es gracias a ti que durante todo este tiempo he empezado a descubrir lo que es la felicidad y el sentirme querida y comprendida de verdad. Además, esto que hemos hecho hoy es algo que no se puede ...