1. Mi perro y yo Segunda y ultima parte


    Fecha: 27/10/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Martehijodejupiter, Fuente: SexoSinTabues30

    ... sudada, hedionda a perro y chorreando el semen chorreando entre mis piernas, no me atreví a decir ni una sola palabra. Por lo menos me permitió que al día siguiente llamase al veterinario, y le pidiera que le buscase de manera urgente un nuevo hogar a mi perro. Por cosas de la vida, se acuerdan de la señora gorda del chihuahua, según me comentó la ayudante del Doctor, al parecer la señora dormía con el pobre perrito, pero una noche lo aplastó, y no se dio cuenta hasta que lo encontró muerto bajo de ella, ese mismo día le entregué con todo el dolor de mi alma, lo único que le dije que era demasiado cariñoso, y confianzudo. Ese mismo día, pero ya en la tarde me interné, por unas cuantas semanas en el Centro de Salud Mental al que mi esposo me llevó, ahí estuve hasta que mi ansiedad desapareció, claro que tuve que tomar mucha medicación, participar de terapias de grupo, como individuales. Lo que en principio me costó demasiado, ya que la vergüenza de que se enterasen de que me acostaba con mi perro no me dejaba hablar, y por lo visto tampoco escuchar, ya que luego de varias sesiones me di cuenta de que no era la única persona con lo que denominan aberraciones sexuales. Solo que estaba encerrada en mi mundo, y no los escuchaba, hasta que un día una linda jovencita, de cómo unos diecisiete o dieciocho años, le narró al grupo que se encontraba ingresada, porque le gustaba que su perro le lamiera el coño, cuando la escuché me di cuenta que no era la única, luego un hombre habló de sus relaciones con las cabras, y otra mujer de cómo treinta años describió claramente la relación que mantenía con su perro, hasta que a este lo atropelló un auto. Hoy en día ocasionalmente, me comunicó con la señora gorda, por aquello de saber cómo se encuentra, y por lo alegre de su manera de hablar entiendo que lo quiere mucho, él sabe cómo ganarse el corazón de cualquier persona. Mientras que yo aprendí con mis compañeros de terapia, que hay otras formas, menos arriesgadas, de pasar un buen rato. 
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