1. Diario de una chica trans: ¿Cómo es mi orgasmo?


    Fecha: 01/04/2019, Categorías: Transexuales Autor: Gitanilla, Fuente: CuentoRelatos

    ¿Cómo es el sexo para una chica trans?
    
    Es una pregunta difícil de responder, porque cada cuerpo es diferente y cada persona siente de una manera distinta a las demás. Por eso, creo que lo mejor es que te cuente cómo es el sexo para mí, y cómo he ido descubriendo por a poco a disfrutar de un cuerpo que cada vez siento más mío.
    
    MIS TORPES INICIOS
    
    Lo primero que debo confesarte es que mis inicios sexuales fueron bastante torpes, imagino que como los de todo el mundo, aunque el caso de ser una chica trans hace que todo resulte un poco más complejo. Por ponerte un ejemplo, si la adolescencia es una etapa en la que muchas personas se sienten inseguras sin razón alguna, imagínate cómo era añadirle a eso el estar en pleno proceso de transición, temer las burlas, la incomprensión y el rechazo.
    
    Es por ello que al principio encontré cierto refugio en las redes sociales y los chats, donde podía controlar qué contaba sobre mí y qué mostraba a los demás. A través de una cámara de poca calidad, mis noches se llenaron primero de conversaciones subidas de tono, desnudos parciales e intensas sesiones de masturbación. Para que te imagines mi baja autoestima, baste decir que aunque quienes estaban al otro lado de la cámara sabían que yo era una chica trans, jamás les mostré mi sexo, y a la hora de acariciarme siempre me ocultaba por las sábanas de la cama. A lo sumo, si había confianza, sacaba mi mano manchada con mis propios jugos, y me dedicaba a limpiarla con pequeños lengüetazos hasta que quien me miraba estallaba en una intensa eyaculación (método infalible de acelerar el que acabaran, por cierto).
    
    LOS PRIMEROS PLACERES
    
    A medida que mi transición fue avanzando, y a medida que yo misma me iba volviendo más segura de quién era, me fui acostumbrando a relacionarme fuera de la ficción de Internet. Pese a todo, aún sentía cierto miedo de mostrar mi cuerpo tal y como era, por lo que en mis primeros contactos físicos me volcaba en complacer a la otra persona, muchas veces sin ni siquiera molestarme en desvestirme.
    
    Me da incluso algo de vergüenza contártelo, pero tuve un novio que nunca llegó a verme desnuda. Cuando estábamos a solas, yo siempre tomaba la iniciativa y no le dejaba reaccionar, me lanzaba hacia su entrepierna, sacaba su pene y, como si de un juego se tratara, procuraba hacer que aquel juego durase el máximo tiempo posible. Al principio siempre iba muy despacio, dándole pequeños besos o usando mis uñas para arañarle (suavito, ojo), pero cuando intentaba tocar mi sexo, mi boca se movía con un espectacular frenesí que incluso a mí me sorprende, y le hacía retorcerse de puro placer, de tal modo que enseguida olvidaba sus intentos de acariciar mi intimidad. Aquel baile dulzón de suaves besos a los que seguían los fogosos movimientos de mi lengua y mis labios se iba sucediendo a lo largo de la tarde, hasta que el pobre chico ya no podía más y me suplicaba que acabase con él, cosa que yo hacía encantada, tragándome su carga sin mayores ...
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