1. El maestro de Carlitos


    Fecha: 12/03/2019, Categorías: Gays Autor: Leonardobisagi, Fuente: CuentoRelatos

    ... difícil entrar no quería dar esfuerzos pues no quería lastimarlo. Y cuando trato de entrar y este dio paso. Leo se quejó pero no lo dejo salir. Eduardo siguió así sin moverse ya tenía la cabeza adentro. Leo se quejó nuevamente y la. Sacó para después volver a meterla. A la. Misma altura ahí la dejó un momento. Hasta que leo se hizo poco a poco hacia atrás clavándose solo la verga poco a poco el tremendo culazo de Leo se iba comiendo ese pito. Este agacho la cabeza y se detuvo hasta tocar el pubis de Eduardo. Así quedaron un momento bien ensartado. Entonces igual como enreo Eduardo la comenzó a sacar poco a poco y cuando casi estaba toda de fuera la clavo de un solo golpe. Leonardo abrió mucho la boca y ahogo un grito que termino en un –aahhhhh– la volvió a sacar igual lento y la dejó ir otra vez con todo el sonido se repitió. Y la tercera vez la sacada y metida fue a la misma velocidad y Leonardo abrió mucho su boca inclino la cabeza y paro las nalgas dándole la orden a eduardon de que lo cogiera con todo. Así lo hizo empezó a meter y sacar sin parar y a buena velocidad los gritos de Leo pasaron de ser largos a ser recortados entre suspiros y entre ellos gemía y gemía eso prendía más a Eduardo que tomaba de la cadera y marcaba el culote que se estaba chingando con las manos. Los. Quejidos de Leo cambiaron y ahora eran un –ahh ahh ahh ahhhhh aaahhh– con cada metida. Sentía duro como si le lastimada un poco pero a la vez era suave como el placer de jalártela pero en más partes y con más fuerza. Le estaba encantando y Eduardo solo quería hacer gozar a su hombre.
    
    –nunca me la saques cabron! – decía leo, –que ricooo!!! – Eduardo escuchaba y le daban más ganas de desbaratarle el culo a parchadas. Sus nalgas chocaban con el pubis y rebotaban riquísimo y cuando estas golpeaban los huevos de ambos campaneaban asiendo unos sonidos deliciosos. Que a ambos llenaban de más deseo. Leo no dejaba de gemir y como podía pedía más.
    
    Eduardo estaba empapado en sudor, las gotas bajaban por sus brazos y sus piernas. Leo empujaba hacia atrás su culo para sentir más el pedazo de verga que se estaba ensartando. También estaba que empapaba de sudor y su verga campaneaba con cada envestida. El precum le destilada a litros y el sillón lo recibía todo. De ves en cuando se la jalaba y miraba a Eduardo como estaba gozando. Ambos gozaban el momento, lo estaban viviendo de verdad. No se reprimían por nada. Gemían sin poderse resistir. Más leo.
    
    Eduardo bajo su mano y llegó. A sus huevos que sobo sin dejar de cogerlo. Entonces tomo la verga durísima en su mano y la apretó justo en medio. Con cada metida este bajaba y subía su mano. No tardo en llenarse de jugos de su macho, y apretando más fuerte. Subió una pierna y aumento poco a poco sus envestidas. Hasta que leo no pudo ni siquiera hablar. Su culito rebotaba en cada metida y sonaba su piel sudadas una contra la otra. El sudor corría por la espalda y ya había gotas cayendo por los huevos de ambos que se movían de arriba ...
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