El repetidor, yo y mi madre (7) - Relatos Eróticos

El repetidor, yo y mi madre (7)

... chico que la tiene así de pequeña como tú hijo?-

-Saldría corriendo- dió otra chupada a la polla de Manu y añadió- Lo siento hijo, yo necesito un mínimo. Puede que para esa chica sea suficiente-

Miré mi polla y la de Manu, vale la suya era algo fuera de lo normal, pero mi madre tenía razón ¿Sería eso suficiente para Isa? Ya me había dicho que esperaba más, pero de momento parecía haber disfrutado conmigo.

Pensaba eso sin dejar de masturbarme, hasta que Manu me sacó de mis pensamientos.

-Arrodillate y ayuda a tu madre. Así cuando beses a tu novia al menos podrá sentir el sabor del rabo de un hombre-

Sin la más mínima protesta, me deje caer juntos mi madre, que me hizo un hueco a su lado y me sonrió. Juntos empezamos a mamar la polla de Manu, mi madre le comía los huevos mientras yo mamaba el tronco, lamiamos cada uno por un lado de su polla, con nuestras lenguas cerca de juntarse.

-Ya puedes correrte. No quiero que llegue tarde a tu cita. Pero hazlo sin dejar de chuparme el rabo- Dijo Manu tras un buen rato de mamada conjunta.

No me hice esperar y en segundos había derramado mi corrida en el suelo.

-Ves, eso es lo que no puedes hacer cuando estés con tu novia- me dijo Manu- Vete a limpiarte la polla, pero nada de cepillarte los dientes ¿Esta claro?-

Asentí y fui al baño. Me limpié con papel higiénico la polla, no me cepille los dientes pero si que hice gárgaras con agua para quitar el sabor a rabo de Manu.

Cuando regresé al salón para despedirme, mi madre seguía con la mamada.

-Ven aquí- me dijo Manu

Me acerqué y el se puso de pie a mi lado.

-Me has desobedecido-

-No, no me he lavado los dientes-

-Pero te he oído hacer gárgaras desde aquí-

Mi madre seguía chupando su polla, mientras Manu me hablaba enfadado.

-Pero... Yo.. de eso no dijiste nada-

-No te hagas el listo. Sabes que eso está mal y como padrastro tuyo tengo que enseñarte a obedecer y respetarme. Bajate el pantalón-

Miré a mi madre, buscando compasión y ayuda.

-Tiene razón, hijo. Lo que has hecho esta mal-

Me bajé el pantalón, rendido sin saber que me esperaba.

-Separa el boxer de tí, pero no lo bajes-

Obedecí, él se puso enfrente de mi, apartó a mi madre y se empezó a menear el rabo con fuerza. En un minuto descargó su corrida llenando mi polla y mi pelvis de semen.

-Subete el pantalón y largate- me dijo empujandome fuera del salón hasta la entrada.

Con el pantalón a medio subir, me encontré en el rellano. Me metí en el ascensor y traté de limpiar la corrida con mi mano, era demasiada. Limpiaba y me la llevaba a la boca para poder recoger más con mi mano y repetir la operación.

El resultado fue: un boxer lleno de restos de corrida reseca y un sabor a polla en mi boca muy superior al de antes.

Así llegué a casa de Isa. Ya me esperaba en su portal y me dio un buen morreo nada más verme. Miré su cara, si notó algo raro en el sabor no dijo nada.

-¿Qué tal estás?- pregunté

-Bien, con muchas ganas de cenar ...