La puta de tres travestis
Fecha: 01/10/2024,
Categorías:
Transexuales
Autor: Joana, Fuente: TodoRelatos
... más grandes que las habituales, tanto en ropa como en calzado. Allí acudían a comprar personas a las que las gustaba travestirse o querían regalar a alguien. También iban hombres que simplemente querían disfrazarse para una ocasión especial. Vendían en tienda o online. Y el negocio funcionaba a las mil maravillas.
Mi función sería, atender los pedidos online, y ayudar a prepararlos para su envío. En teoría era sencillo, y Ana me dijo que trabajaría con una de sus empleadas. Que probablemente la tarea nos tendría todo el día ocupadas. No la quise rectificar, supuse que al trabajar con mujeres se había equivocado al nombrarnos.
Llegué al día siguiente a la hora que me dijo. Entre con Ana por la tienda y comenzó a presentarme a su personal. Lorena, era una travesti de mediana edad, muy morena con la cara muy redonda, bajita, pero con muchas curvas en su pequeño cuerpo. Daniela, otra travesti, pelirroja, muy pecosa, con el pelo rizado, algo más alta que yo, y de la que me llamó la atención que aún estando solo con un top negro, apenas se la apreciaba pecho. Las dos me besaron en las mejillas con mucho cariño y me ofrecieron su ayuda para lo que quisiera.
Ya en el almacén, Ana me presentó a Julia, travesti enorme, era como una montaña de grande, con el pelo rapado al uno, cubierta de tatuajes, vestida con unos short cortisimos, que apenas la tapaban las nalgas, y una camiseta negra sin mangas, en las que se apreciaban las tetas más grandes que había visto en mi vida. Mi cuñada me dejó en sus manos y aquella mujer enorme me empezó a explicar mis tareas. Yo atendía el ordenador, comprobaba si los pedidos se habían realizado correctamente y luego ayudaba a Julia a prepararlos, los dejábamos listos y a última hora del día vendría una empresa de reparto para su distribución. El goteo de pedidos era continuo, pero mi compañera lo tenía todo perfectamente organizado para localizar el producto rápido. Me resultó bastante sencillo adaptarme a su ritmo y desde el principio hicimos buen equipo. Ella era muy abierta, simpática y desde el principio me hizo sentir agusto. Pero había algo que me llamaba la atención. Tanto ella, como Lorena o Daniela cuando me solicitaban ayuda para algo, me decían nena o chiki o incluso niña. En un principio, no le di más importancia, suponía que era la forma de comunicarse entre ellas, pero me resultaba chocante que nunca se refirieran a mi como varón.
Otra cosa que me estaba resultando peculiar, era el efecto que me producía manipular aquellos productos. El tacto con las braguitas, las medias, zapatos, o cualquier cosa me tenía cachondo de continuo. Tenía que hacer verdaderos esfuerzos para disimular mis erecciones.
Casi a mediodía, uno de los pedidos era un consolador enorme de 30 cm, lo localize con Julia, y nos pusimos a prepararlo para su envío. Y ella me dijo algo que se me quedó grabado.
—Niña, como nos lo íbamos a pasar las dos con uno así, si fuera de verdad.
Solo la sonrei. No se me ocurrió decirla, ...