La puta de tres travestis - Relatos Eróticos

La puta de tres travestis

Yo fui a aquella boutique con pocas esperanzas de que me contratarán, aun a pesar de que fuera de la novia de mi hermano mayor. Ana y mi hermano, ya llevaban 5 años de relación. Fue una bomba, ella era una mujer tranx, más mayor que él, dominante, grandisima en todos los sentidos, no muy agraciada físicamente aún a pesar de todos sus retoques de estética. Sus brazos, su fuerte cuello, manos enormes e incluso sus movimientos denotaban su condición. Todo ello lo disimulaba vistiendo de una manera impecable, siempre a la última moda, con maquillajes muy discretos, e intentando disimular su voz de tono muy grave. Para mis padres fue un shock que su primogénito después de haber tenido infinidad de novias, hubiera terminado viviendo con una tranx. Durante una buena temporada la relación entre ellos se rompió, no había ningún tipo de contacto, al contrario que yo. Mi hermano siempre había sido un referente para mi, deportista, buen estudiante y con gran éxito con las mujeres. Yo le seguía como un perrillo, y no le di ninguna importancia a que su novia tuviera aquel detalle sin importancia. Poco a poco las cosas se tranquilizaron y mis padres asumieron que su hijo tenía como pareja a una persona del tercer sexo.

Yo por mi parte, en ese verano, estaba haciendo el holgazan. Había terminado mi primer curso de universidad con muy buenas notas, con lo cual podía dedicarme a hacer lo que más me gustaba,no hacer absolutamente nada. No tenía muchos amigos, me gustaba poco salir y el tiempo lo dedicaba a navegar por Internet, sobre todo viendo porno y entrando en chats donde me hacía pasar por una jovencita. Era mucho más sencillo tener sexo virtual aparentando ser una mujer que si entrabas como hombre. No todos los días tenía éxito, en cuando me pedían cámara, cerraba la conversación, pero el que no lo hacía, me proporcionaba unas placenteras pajas diciéndome como me poseeria.

Una de esas placenteras mañanas en las que estaba en un chat conversando con alguien y dejando volar mi imaginación al tiempo qe me hacía una paja, mi madre entró como un ciclón en mi dormitorio.

—Dejate ya de cerdadas... Estoy harta de lavar tus sábanas.... Vístete inmediatamente. Vas a ir a la boutique de tu cuñada, ya he quedado con ella. La hace falta alguien para adaptar sus productos a una nueva aplicación informática, y ya que eres tan habilidoso para esas cosas que haces, la he ofrecido que te haga una prueba y así de paso haces algo productivo, ya está bien de estar aquí todo el día tirado, haciendo guarrerias.

Ni me planteé replicarla. Desde el follón de mi hermano las cosas habían estado muy tensas en casa. Desde luego no nos hacia falta en casa que yo trabajara, pero si mi madre lo ordenaba no me quedaba más remedio que obedecer.

Y allí estaba hablando con Ana. Nunca había estado allí. La tienda era de ropa, calzado, lencería, complementos y artículos eroticos. Pero no era para el público en general. Estaba destinado al mundo tranx o crossdresser. Las tallas eran ...