Un puente con mi hermana #3 - Relatos Eróticos

Un puente con mi hermana #3

... películas. No le des más vueltas, no quiero que te sientas mal, por esta tontería.

—Pero el comentario que hice... ay dios... me siento patética.

Sonreí para tratar de quitarle hierro al asunto.

—Todos nos sentimos alguna vez así cuando bebemos, es normal decir cosas o hacer cosas vergonzosas. Pero de verdad, son cosas de borrachos, estate tranquila. A mi no me parece que seas ninguna patética.

Ella me devolvió la sonrisa y me sorprendió con un abrazo.

—Gracias por recogerme anoche.

—Las veces que quieras.

En su mirada seguía estando algo avergonzada, pero respiré tranquilo al saber que no estaba furiosa conmigo. Con algo de tiempo recordaríamos la situación como una anecedota y nos reíriamos sin darle importancia.

—Por cierto, me ha llamado Marta, quiere saber a qué hora pueden venir.

—Oh dios, la fiesta — dijo Daniela llevándose las manos a la cabeza — ¿Es realmente necesario?

—Yo ya he avisado a mis amigos, les destrozarás sino invitas a tus amigas.

—Está bien, llamaré ahora a Marta.

Nos miramos con complicidad y se metió en su cuarto llevándose el telefono a la oreja.

Quedamos en que vendrían todos nuestros amigos sobre las diez y media y aprovechamos el resto de la tarde para ver una peli. Poco a poco Daniela se fue sintiendo más comoda y fuimos abandonando aquel incomodo momento. La noche cayó sobre la ciudad y el sonido de los primeros coches aparacando en la entrada no tardó en llegarnos. En poco tiempo la casa se llenó de gente, no mucha, pues no queríamos armar una gran fiesta, pero por lo menos siete de mis amigos se presentaron y unas ocho amigas de mi hermana. A medida que iba llegando la gente, la mesa del salón se iba llenando de botellas y refrescos. La musica no tardó en sonar y en cuanto cayeron las primeras copas, los grupos comenzaron a mezclarse.

—Menos mal que viniste anoche — me dijo Marta cuando pasé al lado de ella y de mi hermana — Le salvaste la vida.

—Son cosas que tiene la noche — dije tratando de quitarle importancia.

—Ay si hubieses visto como bailaba en la discoteca — rio Marta dándole un toque a Daniela con la cadera.

—Creeme, estoy curado de espanto — dije sonriendo a mi hermana.

Ella se puso colorada.

—Mejor os dejo a solas para que podaís hablar un poco más de mi — dijo dándose la vuelta y desapareciendo entre la gente. No lo dijo molesta así que no le di importancia.

Marta me miraba con ojos de gata y supuse que el alcohol ya estaba haciendo su trabajo.

—Esos dos no pierden el tiempo — dijo señalando al sofá.

Jorge estaba sentado con Nuria, otra amiga de mi hermana, sobre el regazo. Jorge le chupaba el cuello son ningún tipo de pudor y a Nuria tampoco parecía importarle dejar clase a todo el mundo lo mucho que lo estaba disfrutando.

La fiesta siguió como lo hacen todas. A medida que iban cayendo copas el ambiente se volvía más divertido. Jugamos al beerpong con chupitos, bailamos y hablamos de delirios de borrachos como ocurre siempre. Mi ...