La semana que disfruté a mi cuñada (III)
Fecha: 30/09/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: JUANFRANK, Fuente: CuentoRelatos
Como lo mencioné en el relato anterior, en el primer día de mi llegada a Guadalajara, tuve sexo con mi cuñada Zandra en su departamento, aprovechando la ausencia de Javier su esposo, y por la tarde nos fuimos a pasar unos días a un hotel, momentos que aproveché para saborear a tan rico manjar que es mi cuñada.
Por la mañana del día siguiente, despertamos aproximadamente a las 7 horas y como todo niño con juguete nuevo, no desperdiciamos para iniciar con un mañanero donde casi todo el trabajo lo hizo Zandra al cabalgarme, posición de volví aprovechar para saborear sus ricas tetas y manosear sus duras nalgas, y besarnos a total antojo, hasta que llegó el momento de que me fui en su rica almeja, por lo que una vez descansados, me pidió que fuéramos a correr al parque que le había prometido, motivo por el cual nos cambiamos, yo me puse un pants con su respectiva chamarra, mientras ella se calzaba un short que le hacían lucir sus lindas piernas y una playera del mismo conjunto en color verde agua.
Al subirnos a mi carro, agarré las bolas chinas y le pedí que al llegar al parque conocido como los Colomos, abriera la bolsa que las contenía, ella no sabía que había adentro, comentándome si la podía abrir, a lo cual yo le dije que hasta que estuviéramos en el estacionamiento, ya arribando al mismo, abrió la bolsa, y al sacar el tubo que las contenía, pensó que era un consolador, a lo cual yo le dije que abriera el tubo, y fue sacando primero una bola y posteriormente la otra, las cuales estaban unidas por un hilo, pidiéndole que las moviera, porque adentro de cada una había otra bola más pequeña, por lo que al realizar tal movimiento, sintió que hacían una vibración en su mano, diciéndome que no sabía que eran las mismas, a lo cual yo le comenté que se llamaban bolas chinas y que quería durante el recorrido de vuelta se las pusiera, diciéndome “Paco, no me van a caber, están muy grandes, son del tamaño de pelotas de ping pong”, “Verás que si cuñada, claro que te van a caber a la perfección” yo le contesté.
Por sus comentarios noté que no sabía para que servían tales bolas, ni el efecto que iba a hacer en su cuerpo, por ello no quise decirle nada, así que cuando veníamos a mitad del circuito, nos paramos y nos metimos dentro del bosque donde nadie nos viera, y aproveche para bajarle sus shorts y le dije “Zandrita, ahora sí quiero que te metas las bolas por tu vagina”, “Está bien Paco, solo que ocupo que me lubriques”, por lo que yo de inmediato me hinque y le empecé a besar su rica almeja, aprovechando para meter mis dedos hasta que noté que empezaba a respirar más profundamente y viendo que sus líquidos ya empezaban a mojar bien su raja, y tomó con la palma de su mano derecha la primera bola y la metió sin tanto problema, siguiendo con la segunda y dejando afuera una tirita para en su momento facilitar su extracción.
Ya puestas se subió su short y le dije vamos a terminar el circuito, y ella me preguntó “¿Que me vas a hacer?”, “Tú solo empieza ...