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En el medievo (P. 3): La polla de Teodon
Fecha: 27/09/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Alfil-1, Fuente: CuentoRelatos
A la mañana siguiente se despertaron todos con la claridad que emitía el sol antes de salir. La madre se puso a buscar comida en las alforjas del burro. – Tengo café! Dijo mirando a la pareja. Sahara vio rápidamente una oportunidad. – Vale. Dentel, ves a buscar agua al río. Yo iré a por leña seca en la parte más alta. La que hay por aquí está húmeda. Mientras lo decía, sonrió a Teodon. Sabía que la madre le diría que la acompañará, y así fue. – Vamos, Teodon, acompáñala! A Teodon que la estaba mirando sin poder disimular el deseo, se le iluminó la cara. Sahara comenzó a andar por la ladera, subiendo con agilidad entre las piedras. Teodon la siguió mientras no quitaba los ojos de su culo. Después de un par de minutos subiendo, Sáhara se volvió y le dijo. – Anoche vi lo que te hizo tu madre. Él se puso colorado y agachó la cabeza. – Tranquilo, no pasa nada! Me gustó verlo! - Dijo ella sonriendo – Cuéntame, como empezó esto? Teodon levantó levemente la cabeza y comenzó a hablar. - En la aldea donde vivíamos no había chicas jóvenes. De hecho, tampoco había casi mujeres. Mi madre pensó que hasta que yo pudiera encontrar una chica, ella podría satisfacerme. – Y tu padre. No dice nada? – Lo sabe, pero no dice nada. Creo que a veces mira a escondidas! Dijo levantando algo más la cabeza. – No te preocupes, no te sientas mal por ello. Seguro que donde vamos, hay chicas jóvenes! Le dijo mientras le ponía la mano en el pecho. – Veo que estás muy fuerte! Le dijo mientras pasaba la mano por todo su torso. Iván era más alto que Dentel. A ella le sacaba la cabeza, y tenía un cuerpo musculoso y fornido. – Quizás yo… también pueda ayudarte hasta que lleguemos a Irenat! Dijo bajando la mano hasta la bragueta del muchacho. Noto como rápidamente se abultaba el pantalón atado con un cordel. – Solo hacéis eso… o hacéis más cosas? Preguntó Sahara. – Hacemos muchas cosas!! Dijo el muchacho con una amplia sonrisa. – Te gustaría hacerme a mi… alguna de esas cosas? Preguntó Sahara con una sonrisa de niña pícara. El asintió varias veces con rapidez. Sahara le seguía manoseando el bulto del pantalón. – Bueno, pues cuéntame qué más cosas haces con tu madre! Le dijo con mirada lasciva. El muchacho miró la mano de Sahara y suspiró hondo. – Pues… lo hacemos por delante, por detrás y a veces me pide… - Que te pide? – Pues que le chupe… lo suyo. – Ah, sí? Insistió ella para que le diera más detalles. – Síii, y le gusta mucho! Me explicó cómo lo tenía que hacer y aprendí rápido! Dijo el con cierto orgullo. Ella sonrió maléficamente. – Te gustaría… hacérmelo a mi… a ver si me gusta? El volvió a asentir con la cabeza varias veces. Sahara lo cogió de la mano y lo llevó a una zona de hierba seca y mullida. Se recostó sobre una roca redonda y plana y se subió la tela que cubría sus piernas. Ya no llevaba bragas y el bello que cubría el centro de sus piernas era de color castaño, como su pelo. Paso su mano sobre el y después la ...