1. Cena sorpresa


    Fecha: 08/09/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... un poco por tu entrepierna, bien limpio pensaste. Después de enjuagarte saliste de la ducha, las gotas se deslizaban por todo tu cuerpo, por ese pecho firme y redondo, por las piernas, los brazos. Una vez seca y con la toalla enrollada sobre la cintura empezaste a vestirte, primero la ropa interior, las medias con el ligero, el sujetador, te miraste al espejo y te veías realmente atractiva, tuviste la tentación de salir así del cuarto, pero querías ver como te quedaba el vestido, lo cogiste por la parte inferior y poco a poco lo introdujiste por la cabeza, en cuestión de segundos se deslizo por todo tu cuerpo y la sensación era genial, era suave como, cómodo, te estaba perfecto té caía como un guante, te estabas mirando al espejo, girándote para ver el culo maravilloso que te hacía, redondito y en su sitio, te habían acertado la talla a la perfección. Cuando acabaste de pintarte saliste de la habitación y en el suelo había una rosa azul sobre un papel amarillo, Cogiste la rosa y el papel y leíste “estas espectacular”. Andando llegaste hasta el salón donde en la mesa había una vela con dos copas de vino blanco, tú preferido, estaba fresquito, en ese momento estabas un poco extrañada, no me habías visto por ningún lado de la casa pero todo estaba como recién puesto... mirabas hacia todos los lados buscando a quien te había preparado todo esto, tú cuerpo se estaba excitando, tanto misterio, tanta pasión, tanto detalle te tenia abrumada. Querías saber que quedaba por delante, así que como en las anteriores leíste la nota “esto es solo el principio de todo, pero si quieres brindar con esa copa, solo tienes que pedirlo, pero solo hay una condición, y es que no nos podemos tocar. Aceptas?” en ese instante dijiste en voz alta, -si acepto- y después de unos segundos que se te hicieron horas, salí de detrás de la puerta de la cocina, con un smoking negro, camisa blanca, pajarita de color rojo, el pelo recogido con una coleta sin que ningún pelo se saliera de su sitio, la barba bien arreglada. Di dos pasos hacia ti y me quede a escasos milímetros de tu cara. En ese momento sonó el canon de pachelbel. Sin moverme cogí las dos copas de vino y te ofrecí una, y allí estábamos los dos, sin poder tocarnos, con una luz muy tenue que solo nos permitía ver nuestros rostros, sintiendo la presencia de dos cuerpos espectaculares, con la fragancia de los perfumes entrando dentro de nosotros, disfrutando del erotismo creado por la situación. En ese momento rompí el silencio, para confirmar lo que suponía, que el traje te quedaba como si lo hubieran hecho a medida. -estás preciosa- dicho esto levante la copa y te propuse un brindis, - por todo lo que nos queda y porque esta noche exploremos todos nuestros sentidos - a lo que tú respondiste, - Salud-. Los dos acercamos la copa a nuestros labios y bebimos un sorbo que nos supo a gloria, un vinito blanco frio, que calmaba nuestro cuerpo sediento y caliente.
    
    Justo después me pues detrás tuyo y separe la silla de la mesa ...
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