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Los pakis de la frutería
Fecha: 28/08/2024, Categorías: Sexo Interracial Autor: Maurofilia, Fuente: TodoRelatos
Aquellos días de primavera los pasaba en Barcelona, disfrutando de su arquitectura, gastronomía y buen tiempo; aunque el turismo no era mi único propósito. La ciudad condal se había convertido en el paraíso de los maricones blancos que buscaban machos tercermundistas a los que complacer, ya que la inmigración había alcanzado cifras desorbitadas. Y aunque el mercado era casi infinito a veces se producían situaciones rocambolescas en que el mismo MENA que te robaba el móvil por la tarde te daba por el culo por 50€ esa misma noche. Aunque a decir verdad yo no tenía pensado pagar. Cuando ya había transcurrido el tercer día y ni siquiera en Grindr había encontrado lo que estaba buscando, decidí subir la apuesta y dar una vuelta por el Raval, uno de los barrios más islamizados de la ciudad. La verdad es que yo iba buscando guerra, y eso, aunque era tímido y poco echado para adelante, se notaba. Ese día el calor apretaba, así que alrededor de las 15h decidí meterme a una verdulería y comprar una bebida y algo de fruta para refrescarme. Cuando crucé la puerta comprobé con satisfacción que estaba regentada por inmigrantes de piel tostada. Pakis para ser más exacto. Uno de ellos pasaba por poco el 1'80m, era delgado pero fuerte, piel oscura y una sola ceja. Sus dientes eran perfectos. Estaba afeitado, pero a decir verdad tenía la mayor cantidad de pelo en el sobaco que hubiese visto jamás. Era bastante guapo y debía rondar los 25 años. El otro estaba calvo y no era muy alto, tenía un tupido bigote negro y vestía una descolorida camisa de manga corta y unos vaqueros desgastados. Era taciturno, bastante flaco y no especialmente agraciado. Debía tener unos 40 años. Decidí no emocionarme demasiado, puesto que lo más probable es que fuesen heterosexuales y que estuviesen hartos de pasarse el día allí metidos. Tras recorrer la tienda unos instantes y tratar de decidir qué iba a llevarme, el jovencito apareció de repente y me preguntó amablemente si buscaba algo en concreto. No tenía nada que perder, así que le dije que me gustaban los "calabacines". Con un gesto de la cabeza me indicó donde estaban. Cogí uno: - Qué grande; me gusta. - Aquí tenemos buenos calabacines, amigo -dijo él entre serio y risueño sin dejar de mirarme a los ojos. Creo que en aquel momento empezó a entender por donde iban los tiros. Solo era cuestión de tiempo comprobar si iba a seguirme el rollo o no. Como era de esperar fui incapaz de aguantarle la mirada. Al muy sinvergüenza eso pareció divertirle, así que empecé a albergar la esperanza de que yo no fuese el primer mamón blanco con el que se encontraba. "¿Va a ser tan sencillo? -pensé para mis adentros- Ni siquiera en el porno es tan explícito." Pero bueno, así podíamos ahorrarnos los rodeos. - ¿Pero tienes de los de color oscuro? -pregunté- Porque aquí solo veo de los blanquitos. - ¡Ja! -exclamó ante mi atrevimiento- “Otro maricón más para la lista" -debió pensar el paki- ¿Te gustan oscuros, ...