I – ¡Enséñame tú, papi!.
Fecha: 27/08/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30
... …
—¡Pero papi! … ¿Tú dijiste que me enseñarías y estábamos de acuerdo en que solo tú y yo sabríamos de esto? … ¿De que te preocupas! …
—¡Sole! … ¡Sí tú dices que te estás humedeciendo … mi coso se está poniendo duro ¡…
—¡Papi … papi! … ¡Tú también estas caliente! … ¿verdad? …
—¡Emh! … ¡Sí! … ¡Se puede decir que sí! …
—¡Papi! … ¡Y si estás duro! … ¿Puedes enseñarme a colocar un condón? …
—¿Cómo? …
—¡Es que en el colegio las otras chicas dijeron que, para colocar bien el condón, la polla tiene que estar durita! …
—¡Pero Sole! … ¡Cómo se te ocurre! …
—¡Pero papi! … ¡Si estamos solos tú y yo! … ¡Nadie vendrá a saberlo! … ¡Tú dijiste que me enseñarías! … ¿No vas a cumplir con tus dichos, papi? …
—¡Sole! … ¡Está bien! … ¡pero nadie debe saber de esto … nadie! … ¿Entendiste? …
—¡Sí! papi … lo entiendo …
—Bueno … ¡Vamos al baño! … en el botiquín hay una cajita de condones …
—¡Uy! papi … ¡Parece que estas caliente otra vez! …
—¡Ni lo digas! …
Me di una rápida vuelta por la casa como para cerciorarme de que no había nadie, solo ella y yo, cuando entré al baño la Sole ya tenía la cajita de condones en sus manos y estaba sacando uno:
—¡Papi! … ¿Puede ser cualquiera? …
—¡Bueno, esos son con sabor de frutas! …
—¡Oh! … Menta … durazno … leche y chocolate … frambuesas … ¡Banana Split! … Papi … Papi … quiero este … ¡Banana Split! …
—¡Elije el que tú quieras, tesoro! …
Me senté al borde de la bañera y Soledad, como niña con juguete nuevo, luchaba con el envoltorio del condón para sacarlo, hasta que empezó a tratar de abrirlo con los dientes:
—¡No! hija … ¡Con los dientes no! … ¡puedes dañar el condón! …
—¡Ay! papi … ¡es que no sabía! …
—¡Mira! … ¡Si es fácil! … ¡Cada sobrecito tiene una ranura! … ¿Te fijas? …
—¡Oh! … ¡Sí! … ¿Ya veo! …
Finalmente abrió el sobre sin dificultad y me miraba, yo la miraba titubeante, mi hija me lo estaba poniendo terriblemente difícil, se arrodilló sobre el tapete de la salida de la vasca y con una cara de niña picara aguardaba mi reacción, mi hija se había convertido nada más que en una joven mujer y mi pene estaba sediento de ella, irreflexivamente me baje los shorts y calzoncillos todo de una vez:
—¡Guau, Papi! … ¡Cómo es grande! …
—¡Sí! … ¡Apúrate! … ¡Hagámoslo y habrás aprendido lo que tu querías! …
—¿Te puedo tocar, papi? … ¡Solo para ponerlo más derechito! …
—¡Esta bien! … ¡Acomódate! …
Mi hija me agarro mi polla con una mano e intento mantenerlo hacia adelante, pero mi pene estaba rígido como palo y como mono porfiado se venía con fuerza hacia mi vientre, ella hacía todo en forma mal diestra, lo que me resultaba un poco cómico:
—¡Uy! papi … ¡Esta cosa esta como muy tiesa! … ¿Estas muy caliente, papi? …
—¡Sí, hija! … ¡Bastante! …
—¡Ay! papi … ¡Yo también estoy mojando mis bragas! …
Sentir hablar a mi hija con esa desenvoltura e ingenuidad, me tenía casi en el punto de retorno, estaba a mil, estaba perdiendo control sobre mí, ...