1. Mi historia parte 3


    Fecha: 29/03/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Hetero Sexo con Maduras Autor: Nadialove1981, Fuente: SexoSinTabues30

    Como comenté en mi relato anterior, Raúl y yo comenzamos una relación basada en sexo oral, cada uno de nuestros encuentros se resumía a darnos besos apasionados, que yo le lamiese el pene, y que el me lamiese mi vagina. Para mí estas tres acciones eran lo mejor de mi día, ya que cada vez que estaba con Raúl, sentía que el resto del mundo no importaba, me sentía libre y amada, la verdad no podía pedir nada mejor que esto.
    
    Un día Raúl me sorprendió con un colchón inflable, el cual había comprado para nuestros encuentros. Esto gesto me encantó, ya que si bien tendíamos alguna manta para no rasparnos cuando nos acostábamos en el suelo, con este colchón todo era mucho mejor, además, así podíamos besarnos mientras estábamos acostados esperando a que llegasen por mí.
    
    Y a pesar de que todo esto era maravilloso, yo sentía que algo me faltaba, lo podía sentir cada vez que Raúl metía su lengua en mi florecita, era un ansia de tener algo dentro de mí, no sé cómo explicarlo, pero las lamidas comenzaron a ser insuficientes, por lo que, al llegar a mi casa comencé a experimentar con meterme los dedos a mi vagina, y aunque si se sentía bien, aun así, no lograba complacerme, por lo que decidí pedirle ayuda a Raúl.
    
    Mientras Raúl me comía a besos la vagina le dije. – ¿Me puedes meter tus dedos?
    
    Raúl se sorprendió ante mi pregunta, por lo que dejó de lamer y volteó a verme. – ¿Cómo?
    
    Yo. – Si, ¿Me puedes meter tus dedos?, es que se siente rico cuando metes tu lengua, pero quiero ver si se siente más rico si metes tus dedos en mí.
    
    Raúl vaciló un momento, pero al final cumplió mi petición. Recuerdo que chupo su dedo índice y poco a poco fue introduciéndolo en mí, la sensación que tuve a continuación fue sorprendente, con tan solo unos pocos movimientos de su dedo en mi interior, yo sentía que me orinaba. Pero lo mejor de todo estaba por llegar, ya que Raúl combinó sus movimientos dedales con besos y lamidas, lo que me hizo gemir bastante alto, por lo que yo misma me tapete la boca con mis manos, empero, mi cuerpo comenzó a arquearse, para después de eso orinarme como nunca.
    
    Cuando caí rendida en el colchón, Raúl acercó a mi boca su dedo índice empapado de mis jugos, el cual yo lamí como si su pene se tratase. Después de eso, Raúl puso sus nalgas enfrente de mi cara (yo esta aún recostada), y al ver sus bolas flotando enfrente de mí, comencé a lamerlas, a la par que con mis manos empecé a masturbarlo (todas estas acciones eran fruto de nuestras amplias sesiones de sexo que teníamos casi a diario, aunque también debo incluir que yo tenía mucha creatividad, ya que me ponía a pensar sobre qué cosas podían hacer sentir rico a Raúl.
    
    Fue esta experiencia la que me acercó un poco más a la penetración, aunque aún faltaba algo de tiempo para poder hacerlo. Sin embargo, gracias a mi petición, Raúl comenzó a innovar en sus lamidas, ya que a la par que me dedeaba en la vagina, comenzó a explorar mi ano con su lengua.
    
    La primera vez que sentí que se ...
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