1. Dos cuñadas y una cama


    Fecha: 05/07/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    -Es que no hay quien duerma, ronca cómo un condenado.
    
    -A mí también me despertó. ¿Siempre ronca así de fuerte?
    
    -No, ronca así después de emborracharse.
    
    Rita y Rosa eran dos cuñadas veinteañeras. Rita era pelirroja, con el cabello largo, tetas medianas, ojos azules, anchas caderas, cintura normal y buen culo. Rosa era morena, delgada, los ojos marrones, tenía las tetas pequeñas, la cintura fina, caderas normales y culo redondo. En camisón tomaban un vaso de leche en la cocina de la casa de la primera. Rosa le dijo a Rita:
    
    -Si quieres puedes dormir conmigo.
    
    -No sería mala idea, así no me ronca al oído.
    
    Había sido la fiesta del pueblo y Rosa comiera y cenara con su cuñada y su cuñado, ya que su marido se fuera a trabajar a Alemania. Al terminar el vaso de leche se fueron para cama, y allí con los ronquidos de fondo le preguntó Rita:
    
    -¿Echas mucho de menos a mi hermano?
    
    -Ni te puedes imaginar cuanto.
    
    Rita le tocó el coño levemente, y riendo, le dijo:
    
    -¿No será esta la que lo echa de menos?
    
    -¡No me toques ahí, Rita, no me toques ahí que me pierdo!
    
    En broma, le volvió a tocar. Rosa se dio la vuelta y le plantó un beso en la boca a su cuñada.
    
    -¡Qué haces!
    
    Rosa, avergonzada, le dijo:
    
    -Perdona, es que estoy muy necesitada.
    
    Rita estaba escandalizada.
    
    -¡¿Lo harías con una mujer?!
    
    -Ya lo hice de soltera.
    
    -¡¿Te comió el coño a una mujer?!
    
    -¡Y qué rico se sentía!
    
    -¡Qué asco!
    
    -A mí me gustó.
    
    -¿Qué te gustó?
    
    -Sentir su lengua dentro de mi boca, sentirla lamiendo mis tetas, lamiendo mi coño mojado. Me gustó sentir cómo se deslizaba por mi coño y lamía mi clítoris...
    
    -Eras una pervertida
    
    -Si crees eso es porque no has vivido.
    
    Se pusieron espalda con espalda y trataron de dormir. No iban a poder, los ronquidos y los malos pensamientos no las dejaban. Rosa le dijo a su cuñada:
    
    -Rita.
    
    -Sí.
    
    -¿Me dejas que te la coma?
    
    -Duerme y deja dormir.
    
    -Tengo ganas de correrme.
    
    -Haz un dedo.
    
    -Me correría mejor si al hacerlo te como el coño.
    
    -No insistas
    
    -¿Puedo tocarte las tetas?
    
    -No.
    
    Rosa se destapó y se quitó las bragas, mojó dos dedos en la boca, abrió en piernas y acarició el clítoris, luego pasó los dedos entre los labios para acto seguido meterlo dentro de la vagina y comenzar a masturbarse. Poco después se quitaba el camisón y quedaba desnuda. Sus pequeñas tetas eran redondas, tenían areolas rosadas y pequeños pezones. Las magreó. Rita se dio la vuelta y vio cómo su cuñada se magreaba las tetas, después vio cómo bajaba una mano, cómo metía dos dedos dentro del coño y cómo los metía y los sacaba. Le volvió a dar la espalda. Sintió la mano izquierda de su cuñada magrear sus tetas. Rita, sin moverse, le dijo:
    
    -No me toques, guarra.
    
    -Me gusta que me llames así, llámamelo otra vez.
    
    -¡¿Te gusta que te llamen guarra?
    
    -En la intimidad, sí, guarra, cerda, puta, zorra... Me excita que me insulten.
    
    -Eres una enferma.
    
    La mano dejó de magrear las tetas y de ...
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