1. Sexo en el hotel


    Fecha: 11/06/2024, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... de ambos temblaban y sus rodillas flaqueaban. Había que llenarse de vigor nuevamente, para no caer inertes sobre a la losa fría. Así que conectaron nuevamente la ducha y sintieron el agua tibia lavarles sus cuerpos, librándolos del sudor y del cansancio que sentían. Se secaron mutuamente sus cuerpos y saciados de placer se dirigieron a la habitación para hacer su descanso.
    
    En la cama, relajados, volvieron a conversar, hablando sobre sus vidas, sus anhelos y sobre los placeres que se habían proporcionado recíprocamente. Pero el deseo de los amantes parecía no tener final. El efecto de la conversación sobre sexo, como no podía dejar de ser, fue nuevamente despertando sus instintos, estimulados por el contacto y la visión de sus cuerpos desnudos sobre la sábana.
    
    Facundino, dándose cuenta de la erección que tenía Valerio, lo deseó de nuevo. Quería ardientemente entregarse sin reservas al muchacho y, abrazando el cuerpo de su joven amante, acercó sus labios a su oído, diciéndole:
    
    — Quiero ser nuevamente tuyo, querido, hazme todo lo que quieras.
    
    Eso es lo que esperaba Valerio. Estas palabras estimularon al muchacho que sintió cómo una energía renovada y su deseo duplicaba. Su verga se puso aún más dura, alimentada por el flujo de sangre que aumentó de intensidad. Facundino le dejó tomar toda la iniciativa, para no frenar ni inhibir los deseos de Valerio. Atendiendo con docilidad la orden de Valerio, Facundino se extendió boca abajo en la cama y esperó. Inmediatamente sintió que sus nalgas eran separadas y que los labios de aquel hombre atlético comenzaban a buscarle el ano por segunda vez, lamiéndolo y aspirándolo con toda la energía que le era posible. El cuerpo de Facundino se tensó y un escalofrío le recorrió la espina dorsal al sentir el calor y la energía de aquella lengua y la frotación que la barba del muchacho le provocaba al rozarle las nalgas y los muslos.
    
    — ¡Esto es lo mejor! ¡Es una sensación indescriptible! ¡Esto es lo que esperaba! ¡Uffff! ¡Waaa!, —exclamaba Facundino de placer.
    
    Aflojó el cuerpo y se entregó nuevamente al placer de ser poseído. Poco después, sintió la lengua del muchacho subiéndole por la espalda, provocándole escalofríos con su aspereza, mientras, entre sus piernas, la tranca de Valerio, muy caliente y húmeda intentaba penetrar el esfínter. La presión era fuerte, pero sabía que la penetración ahora iba a ser más fácil, aunque su ano estaba todavía dolorido por la penetración a la que había sido sometido en el baño. También sabía que a la edad del joven, el vigor y la pasión no daban mucho margen a previas ni a grandes preparativos; así que ya se esperaba que su ano volvería a ser prácticamente invadido de nuevo.
    
    — No importa que me revientes, hazme disfrutar, —gritó Facundino.
    
    — Puede doler, amor…, —dijo delicadamente Valerio.
    
    — Sin dolor no hay amor, sin padecer no hay placer, ¡¡adelante, muchacho! !Eso es lo que quiero, —fue la respuesta áspera y en sordina que dijo Facundino con su cara ...