1. Silvia (parte 3)


    Fecha: 06/06/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Maribel1970, Fuente: CuentoRelatos

    ... aunque sea una mujer casada y con hijos le excite ver a una chica guapa e incluso que se acostase con ella, y otra muy distinta es con su sobrina…
    
    -S. (poniéndose seria por primera vez) Mama, tranquila, te aseguro que no. Siento haber dicho lo de que me excitaba y todo eso… Olvídalo por favor, entiendo lo que quieres decir, si intentas algo con una desconocida y la cosa va mal, ya está, no vuelves a verla y punto, pero con mi tía…
    
    Soy incorregible, ya tenía a Silvia medio tranquila y sinceramente convencida de que algunas fantasías deben quedarse solo en fantasías cuando por fin aparcamos frente a la casa de mi hermana.
    
    -M. Mira esta es la famosa casa, la de la izquierda. Ahora los dueños ni se hablan con tu tía.
    
    -S. ¿Por qué?
    
    -M. Se pasó seis meses intentando contratar ella a la chavalita polaca y hasta tuvieron que subirle el sueldo para que no se fuera.
    
    -S. La madre que te pario mama, ya me habías convencido y me sueltas esto.
    
    Silvia tenía toda la razón, y yo sé que lo que hago no está bien, pero me gusta tanto.
    
    No se puede estar más guapa, en una mañana así, de lo que lo estaba Carmen ese día. A pesar del frio y del doble invierno en el que vivía, en el climatológico y en el que la traición de mi cuñado la había sumido. Lucía sus mallas azul cielo, las más ajustadas que yo le conocía, de esas que yo solo me atrevo a ponerme en casa, de esas que ni te imaginas que una mujer de su edad pueda llevar, ciñéndose al milímetro a su silueta, marcando sus jugosos gemelos y unas rodillas deliciosas de las que arrancaban unos largos muslos que se ensanchaban poco a poco hasta fundirse con el mejor culo del mundo, como yo le decía siempre que quería halagarla, grande, con muchas más de tres dimensiones, yo lo había observado horas y horas de mi vida, sobre todo en la playa y la piscina, lo había visto crecer, cambiar de color en verano, pero no hacía más que mejorar y mejorar, tenía algo de celulitis, pero no más que veinte años atrás, a mí me gustaba así, nunca me cansaría de mirarlo. Cuando me sentía culpable de haberme enamorado del culo de mi hermana desde que éramos adolescentes, solía engañarme a mí misma diciéndome que me gustaba tanto porque lo tenía muy “a mano”, era cuestión de invitar a Carmen a casa, o a la piscina para disfrutarlo, pero lo cierto es que pocos como el suyo se me han cruzado delante a lo largo de mi vida y eso que tengo el vicio de que cuando una mujer con un buen culo se me pone delante, en el super, por ejemplo, la sigo un buen rato para recrearme. Mas de una ha acabado descubriéndome y mirándome orgullosa.
    
    Silvia no pudo evitar un: “caray con la tía, con el frio que hace” cuando la vio. Ella, aunque hiciese frio, siempre adornaba la calle, o ensenaba por arriba o ensenaba por abajo. Hoy había tocado abajo y aunque subió rápidamente al coche yo sabía que aquellas mallas a Silvia le llamarían mucho la atención, eran de un azul tan claro que por detrás podías saber si la piel de sus muslos todavía ...
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