1. Despido improcedente


    Fecha: 03/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Hola, mi nombre es Cristina, tengo 35 años y vivo en Madrid. Me he decidido a publicar mi primer
    
    relato, basado en mis experiencias reales, después de pensármelo en varias ocasiones. Llevo años
    
    leyendo esta web de relatos y creo que me puede servir de válvula de escape. No me considero una
    
    mala persona aunque muchos lo pensareis, pero mi conucta dominante y el placer y excitación
    
    sexual que obtengo con mi forma de comportarme, hace que no pueda evitar seguir con mi
    
    comportamiento.
    
    Actualmente estoy separada, tengo 2 hijos y trabajo como ejecutiva para una gran empresa, en el
    
    departamnto de recursos humanos. Tengo una muy buena posición económico/social debido a mi
    
    familia y mis altos ingresos, que hace que no me tenga que preocupar lo más mínimo por mi
    
    economía en toda mi vida.
    
    En este primer relato explicaré cómo empezó todo. A partir de aquel dia, todo cambió para mi. Parte
    
    de mi trabajo en mi empresa, es la contratación de nuevos empleados y el despido de aquellos que el
    
    consejo de dirección considera oportuno. Rodrigo entró en mi depacho, de immediato le di la carta
    
    ara que la leyera y firmara el finiquito. La empresa había decidido prescindir de sus servicios. Nada
    
    fuera delo común hasta hace unos años, cuando en trabajo estaba mejor que entonces, pero en 2008
    
    y al comienzo de la crisis en la que estamos, a Rodrigo de 51 años era como si le hubiese dado una
    
    cadena perpetua.
    
    - Cristina, ¿cómo puede ser?- preguntó él tímidamente
    
    - Necesidades de la empresa- era siempre mi respuesta políticamente correcta
    
    - ¿Sabes cual es mi situación? No pueden hacerme esto. ¿Con quién tengo que hablar para
    
    solucionar este tema?
    
    - Rodrigo, puedes contarme tu situación si quieres, pero no cambiará la decisión tomada.
    
    En aquel momento algo dentro de mi me estaba excitando. No sé por qué le había icho que me
    
    contara su situación, pero quizás lo que quería era ver cómo se humillaba a explicarme sus
    
    problemas.
    
    - Por cierto, tienes que hablar conmigo para discutir el asunto. La empresa ha delegado en mi esta
    
    responsabilidad.
    
    Tampoco sé por qué le dije aquello. Realmente la decisión era irrevocable. Pero quería sentir a
    
    aquel pobre hombre en mis manos y saber hasta dónde llegaría. Quería saber si me iba a suplicar y
    
    rogar que no fuese despedido. Es más, lo estaba deseando.
    
    - Cristina, mi mujer está en paro, mis hijos no trabajan y debido a mi supuesta estabilidad laboral,
    
    he solicitado préstamos e hipotecas que evidentemente debo pagar. Si me quedo sin empleo, mi vida
    
    se arruina por completo. Además creo ser un buen empleado y que la empresa no debe tener
    
    ninguna queja respecto a mi, ¿no es así?
    
    - Siento tu situación económica y no, la empresa no tine quejas, pero esta es la decisión. Estaba
    
    entre dos personas, y muy a mi pesar te ha tocado a ti.
    
    Ya lo tenía a mi entera disposición. Después de mi última afirmación sólo le quedaba una opción.
    
    Suplicarme para ...
«12»