1. La cabaña


    Fecha: 03/05/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Eran las once de la noche de un viernes del invierno de 1977. Rosa, morena, 18 años, con un cuerpo de escándalo, Lara, 18 años, rubia, con un escándalo de cuerpo y Anabel, hermanastra de Rosa, 19 años, rubia, con un cuerpo escandaloso, estaban en la cabaña del padre de Rosa. Habían llegado hasta allí en el BMW azul de Rosa, un auto con poco más de un mes de uso. Estaban en el salón, en bata de casa, sentadas en tres sillones delante de la chimenea, en la que ardían unos troncos de roble. Se acaban de fumar un porro.
    
    Relajada, le preguntó Rosa a Lara:
    
    -¿Cuando será la pelea con Lisa?
    
    -Ya peleamos ayer noche. Acordamos que fuese en secreto para que nadie nos pudiese separar.
    
    Anabel, riéndose, le preguntó:
    
    -¿Por qué os peleasteis?
    
    Le respondió su hermanastra.
    
    -No es cosa de risa.
    
    -Lo sé, la risa es cosa del porro. ¿Por que os disteis de leches?
    
    -Me quitó el novio.
    
    -¡Vaya! Las hay que las merecen. ¿Le diste su merecido, Lara?
    
    -Prefiero no hablar de eso.
    
    Lara tenía un labio cortado. Parecía ser que la que llevara fuera ella. Mirándole para él se volvió a reír, y luego le espetó:
    
    -Te pudo.
    
    -No, es por otra cosa por lo que no quiero hablar.
    
    Rosa, le dijo a Lara:
    
    -Pasara lo que pasara nos lo puedes contar, somo tus mejores amigas.
    
    Lara, bajó la cabeza.
    
    -Me da vergüenza.
    
    -Cuenta, mujer, cuenta.
    
    -Vale, pero no me juzguéis.
    
    -Eso tenlo por seguro.
    
    -Nos encontramos a las nueve de la noche en la playa de la Concha, al lado del muro. La marea estaba baja y la luna llena en todo lo alto. Lloviznaba. Cerramos los paraguas, los dejamos sobre la arena y con caras de mala leche nos fuimos la una contra la otra. Nos cogimos por los pelos y tiramos con ganas. A las dos nos lloraban los ojos. A continuación dimos tumbos una encima de la otra. En un momento dado, nuestras bocas se juntaron. Lisa estaba encima de mí y nuestras tetas se magreaban entre ellas. Me metió un mordisco en el labio inferior que me hizo sangre. Cuando me lo dejó de morder le metí yo otro a ella en su labio inferior y también se lo hice sangrar. Lo siguiente que pasó es que me encontré su lengua en mi boca y...
    
    Anabel, ya no se reía. Estaba impaciente por saber.
    
    -¿Y?
    
    -Y en vez de morderle la lengua se la chupé. Ella chupó la mía. Creo que el sabor de la sangre fue lo que hizo que se desencadenase la pasión, ya que eso llevó a que pasara lo que pasó.
    
    Ahora era Rosa la que quería saber.
    
    -¿Qué pasó? ¿Hicisteis el amor?
    
    -Sí.
    
    -¿Fue lindo?
    
    -Fue muy dulce.
    
    -Cuéntanos cómo lo hicisteis.
    
    -Bueno, ya que empecé a contar la historia la terminaré. Lisa me quitó el jersey, la blusa, la camiseta y el sujetador. Sus suaves manos cogieron mis tetas y las magrearon con delicadeza. Su boca las mamó con lujuria y comió la mía. Ya estaba mojadísima cuando me quitó las bragas, después de haberme quitado los zapatos, los calcetines y los Jeans. Seguía lloviznando, pero aquella fina lluvia era como gasolina que avivaba mi ...
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