1. La señora Martha


    Fecha: 03/05/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Geronimo68, Fuente: CuentoRelatos

    Martha era una señora más bien delgada, de tetas todavía bastante firmes. Caderas un tanto anchas para el resto de su físico y apenas algo de panza. Había enviudado del señor Manuel, un empleado bancario y realmente quedó desbastada, según comentarios que escuchaba de pasada por parte de otras señoras mayores. Tampoco tenía hijos. Mi abuela era su mejor amiga y la que la contuvo y acompañó en esa etapa tan dura. Pasaron meses o acaso un año hasta que la señora Martha comenzó nuevamente a salir, a hacer algo de vida social. Abuela Julia la seguía acompañando y solía pasar horas en su casa.
    
    Cierto día, la madre de mi madre me preguntó si estaría dispuesto a prestarle ayuda a Martha. Algo de la casa me dijo. Le respondí que sí y que solo me dijera cuando.
    
    -Ya te avisaré. Solo tenemos que ultimar algunas cositas…
    
    Días más tarde mi abuelita me llamó, me pidió que me diera una buena ducha y me pusiera ropa decente, que me acompañaría a casa de Martha. Así tal cual. Me extrañó pero le obedecí. Todavía no caía la noche cuando salimos.
    
    Llegamos, abuela Julia tocó a la puerta y se oyó la voz de la señora invitándonos a pasar y que la puerta estaba abierta. Apenas me asomé pude sentir unos aromas y fragancias muy agradables que emanaban por la casa toda. La señora Martha estaba realmente muy elegantemente vestida y la encontré llamativa. Nos saludamos con besos y capte que la señora también llevaba un perfume exquisito. Nos invitó a que nos sentáramos y yo trataba de entender que cosa de la casa habría de hacerle así bien bañado y bien vestido. Además con ella tan elegante. Entonces mi abuela tomó la palabra.
    
    -Gerónimo, sabrás disculpar que no te haya consultado, pero estoy hace mucho ayudando a Martha a recomponer un poco su vida. Tú sabes… El caso es que, más que nada, yo quise acompañarte a verla y voy a ser muy directa. Tras mucho insistirle, logré que mi amiga aceptara estar otra vez con un hombre. Por lo que formalmente te pido te quedes con ella y le hagas compañía. Somos muy íntimas y confidentes, por lo que ella sabe lo que hubo entre tú y yo. Así pues que confío en tu discreción de hombre y confío también en que no me harás quedar mal por cómo te enseñé, terminó risueñamente.
    
    Se levantó para despedirse y dejarnos solos con Martha. Yo trataba de asimilar lo que pasaba y acomodarme a lo que vendría. Ganas de coger no me faltaban. La señora realmente no estaba tan mal y se veía “comestible”.
    
    -Bueno Gerónimo… aquí estamos. Yo terminé aceptando las sugerencias de tu alocada abuela. Por mi no quiero que te sientas incómodo. Ella tomó la iniciativa y te trajo. Eres mayor y sabes lo que quieres. Más allá de todo, no has de sentirte obligado…
    
    -No diga más, Martha. Me sorprendió la idea de la abuela, pero estoy para acompañarla y lo haré. Usted me gusta…
    
    -Oh, eres muy gentil y déjame decirte que también buen mozo. Ven, te invito a mi habitación si lo deseas.
    
    -Claro.
    
    Entramos. La cama me pareció enorme. En la habitación ...
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