1. Candela 03: pecado


    Fecha: 01/05/2024, Categorías: Incesto Autor: Clementine, Fuente: TodoRelatos

    No sé hasta qué punto puede achacarse a mis inicios en el sexo, sobre los que ya se han puesto aquí algunas pinceladas, pero el hecho cierto es que, con el paso de los años, ha ido afianzándose en mi una especial atracción hacia la gente mayor. Me pasa tanto con hombres como con mujeres, y me resulta difícil de contener. En realidad, no quiero contenerla. De hecho, incluso cuando me he dedicado al sexo “profesionalmente”, he procurado seleccionar a mi clientela. Afortunadamente, estoy en condiciones de hacerlo.
    
    El caso es que lo uno lleva a lo otro, y últimamente, he estado pensando… Bueno, quizás mejor, primero me explico:
    
    Tengo 26 años ya. No soy la casi niña que se ha contado hasta ahora, y mis inicios tempranos me han permitido una larga historia de zorreo que, a menudo, me ha ayudado a añadir ingresos a mi contabilidad. Como dice Soledad, soy una putita.
    
    Por otra parte, vivo sola con mi padre. De hecho, mis primeros contactos con el sexo “teórico”, con la fantasía sexual, fueron con sus comics. Las primeras veces que acaricié mi chochito se las debo a Milo Manara, a Levis, a Massimo Rotundo, o a Pichard.
    
    Con ello, supongo que ya se intuye por dónde van a ir mis “confesiones” en este capítulo de mi vida, porque lo uno lleva a lo otro, con el tiempo he ido leyendo toda clase de relatos y, dadas mis aficiones, a nadie extrañará que haya ido hilando ideas, alimentando mi fantasía y, como nunca se me ha puesto nada por delante, tomando decisiones que, acertadas o no, son las mías, y tiendo a ponerlas en práctica con determinación.
    
    La cosa es que, hace tiempo que comprendí que papá no tenía los comics por su interés literario, y llegué a la convicción de que, al igual que las mías, deben haber alimentado también sus fantasías, y que, sin duda alguna, los ha utilizado para estimularse, y no he podido evitar imaginarle agarrado a su polla viéndolos, acariciándose y corriéndose con historias que, de una u otra manera, hemos compartido, aunque hasta hace poco ignoraba si él sabía que yo lo había hecho.
    
    A partir de ahí, como soy una zorra, como el sexo juega en mi vida un papel central y carezco de reparos morales al respecto, supongo que a nadie extrañará que la idea haya venido fermentando en mi cabeza hasta llegar a convertirse en una obsesión: desde hace meses, he pasado de imaginarle excitado, con la polla dura chorreando con los mismos dibujos que me calientan a mí, a pensar en la interacción, en llevar a la práctica el intercambio de fantasías que hemos compartido durante años, y de ahí que me haya fijado, que haya buscado la confirmación, que me haya preguntado si la convivencia conmigo le ha provocado alguna otra fantasía. No os podéis imaginar la inquietud que me provoca la mera idea de pensar en él excitado fantaseando conmigo, con su niñita, imaginándome desnuda, entre sus brazos, culeando con su polla clavada en mi chochito…
    
    Y, durante el pasado verano, en agosto, para ser precisa, tras pensármelo mucho y todavía con ...
«1234...»