Tu, mi complemento perfecto 23 - Relatos Eróticos

Tu, mi complemento perfecto 23

Capítulo 22

En la actualidad, año 2017

Malya

Las cosas con mi pelinegra seguían su curso, pues nos habíamos tomado las cosas con más calma y es que criar a un pequeño, no era una tarea sencilla, ya que teníamos que lidiar con aquellas situaciones que no son tan agradables para ninguno de los tres. En especial, si debía ejercer un poco de autoridad sobre mi hermano para establecer límites, porque no podía consentirlo todo el tiempo.

No era bueno ser una hermana excesivamente permisiva, ni extremadamente autoría, sino más bien, un poco de ambas para que Eliott, entendiera que debía guiar su comportamiento desde otra perspectiva menos afectiva. Ya que, si me comportaba como la hermana alcahueta que él conocía antes de que mis padres fallecieran, jamás podría verme como la adulta que era responsable de su bienestar.

Y es que, cuando estuvimos en la residencia, ejercí más mi rol de hermana mayor para cuidar que Eliott no corriera ningún tipo de peligro e intenté enseñarle algunas cosas, pero al final del día, sabía que nunca podría ser como nuestros padres. Bueno, no es que quisiera suplantarlos, porque eso sería imposible, pero si quería dar lo mejor de mí para no exigirle demasiado a ese pequeño que estaría igual de perdido que yo.

Sin embargo, desde que estaba a mi cuidado e intentado por todos los medios enseñarle que, en la vida, hay momentos buenos y momentos malos, con los que hay que lidiar, pero al mismo tiempo, hacia el mayor de mis esfuerzos por empatizar con él. De tal modo, que elogiaba cada uno de sus logros para ayudar a fortalecer su autoestima y al mismo tiempo, lo reprendía por un comportamiento que consideraba inadecuado, así como también le inculcaba que cada acto tenía sus consecuencias para que él, pudiera hacer sus propias elecciones.

—¿Hace cuánto despertaste? —escuché a mi chica.

—Hace poco —me giré para entrelazar nuestras piernas.

—¿Crees que hoy podamos salir un rato? —preguntó, en un bostezo.

Ambas hemos estado tan liadas con nuestros trabajos y otras actividades, que no hemos tenido un poco de tiempo para nosotras.

—Claro—me perdí en su mirada—Pero antes, ¿Te gustaría acompañarme a un lugar? —acaricié su mejilla.

—Siempre querré acompañarte a donde quieras que vayas —dijo, al mismo tiempo que se colocó sobre mí y me besó.

Con esa muestra de amor, nos levantamos de la cama, nos dimos una ducha rápida y bajamos a la sala, pues debía despachar a mi hermano, quién iría a la casa de un compañero para hacer un trabajo. Sin embargo, cuando cruzamos el pasillo que guiaba al comedor, nos encontramos con una sorpresa que ese pequeñajo había preparado.

—Huevo hervido y pan de centeno, el toque perfecto de proteínas y carbohidratos para comenzar el día —pronunció Eliott, con una sonrisa en sus labios.

—Cuñadito, no tenía idea que cocinaras —expresó Charlie, al tomar asiento.

—En realidad, a esto no se le llama cocinar, pero gracias por el cumplido —dijo, al servirme un poco de ...