Cena de chicas. La recepción (2) - Relatos Eróticos

Cena de chicas. La recepción (2)

Los resplandores del lubricán dejan en los muros de las casas su tono dorado. Las dos chicas se dirigen a su destino y ven a sus dos compañeras Elena y Mar ya esperando en la puerta. En la acera de enfrente, Marian y Epi están acercándose pausadas.

Por la acera se siente un revoloteo de gente. Todas las chicas se cruzan la mirada. Son Olga y Brenda que nunca pasan desapercibidas. Brenda es una joven atractiva y vigorosa. Tiene una importante responsabilidad en una multinacional. Olga por su parte también es alta y voluptuosa, pediatra en un hospital. Pero ahí están haciendo pararse a los transeúntes de esta popular calle. Una calle famosa por su prostitución, pero aún así, no acostumbrada a ver a una sumisa arrastrada con una cadena por su ama. Brenda, semidesnuda sigue a Olga que con su vestido de látex no deja a nadie impasible.

Todas recuerdan cómo sucedió que alcanzarán esa situación que nunca habían imaginado. Ya están las amigas que celebrando la terminación de sus estudios, decidieron instituir las "cenas de chicas", o como decían ellas, las "cenas de putas" hace ya más de cinco años. Todo lo que había pasado desde entonces necesitaría muchas páginas para describirse.

Ya estaban allí todas de nuevo a las 9:30 tocando el telefonillo de la entrada. Ocho mujeres exuberantes delante de un portal.

Después de casi diez desesperantes minutos el cerrojo de desbloqueo. Alborozadas entraron rápidamente en el portal y tras volverse a acicalar apresuradamente en el espejo subieron en fila el tramo de escaleras que las separaba de la vivienda a la que acudían. Las chicas siguiendo el orden que todas conocían se acercan a la puerta con las cabezas bajas. Tiemblan de emoción sintiendo que nuevas experiencias vivirán en su "cena de putas".

Una puerta entreabierta les espera. En el tirador de la puerta se encuentran. Colgados unos antifaces. Olga hace levantarse a Brenda y la libera de su cadena; sabe que en ese lugar todas son iguales. Una a una van colocándose el antifaz y pasando a la casa toman su posición en un largo pasillo. Todas hermosas, todas altivas, todas en posición de espera de pie, con las piernas abiertas y los brazos cruzados a sus espaldas.

Se oye un portazo que las estremece.

En la parte más alejada de la puerta está Mar. Es una chica muy sensual. Sus pequeños pechos casi se escapan de su generoso escote. Un pelo rizado castaño le da un aspecto salvaje. Sus piernas en tensión sobre los altos tacones dejan ver el esfuerzo por presentarse conforme a lo esperado. Es una chica muy vital y femenina que, en el taller de automóviles donde trabaja, sabe poner en su sitio a los jóvenes trabajadores que creen descubrir bajo su uniforme la hembra que lleva dentro. Soltera, no se le conoce novio alguno aunque seguro que muchos la han deseado con ardor. Nadie supone que era su cuerpo el que apareció estas Navidades en el grupo de whasup del trabajo deseando unas muy felices fiestas. Ella sí lo sabía pero no se turbó al ver como ...