1. Atención al cliente


    Fecha: 12/09/2019, Categorías: Dominación / BDSM Gays Sexo con Maduras Autor: Gavin, Fuente: SexoSinTabues30

    ... probé el sabor de la cerveza.
    
    – Esto es una locura… -dijo en un momento, soltando mi boca.
    
    No se me tenía que escapar.
    
    – No sos el único que necesita un poco de amor- le dije, con mi mirada más triste.
    
    Eso lo conmovió.
    
    Ya desnudos en la cama, nos abrazamos y besamos un rato más. Lalo tomó el control: -¿Sabes que es un 69?
    
    Sí, lo había visto en Internet. Él eligió estar abajo. Menos mal, porque si no me aplastaba.
    
    Cada uno se entregó por completo a la acción. Cada tanto, yo lo sentía suspirar de placer y eso me daba confianza. Yo lo estaba haciendo bien. Mientras él me hacía un delicioso sexo oral, yo sentía sus manos acariciando mis nalgas. Uno de sus dedos se metía en mi agujerito.
    
    -Qué rico lo que me estás haciendo- le dije, para entusiasmarlo.
    
    Se incorporó y buscó en el cajón de la mesa de luz un preservativo y un frasco de gel íntimo. Dejé que me pusiera de espaldas. Me arrastró hasta el borde de la cama y levantó mis piernas, apoyando mis talones en sus hombros.
    
    Sentí el intenso calor de su sexo, suavizado por el lubricante. Era mi primera vez y me dolió un poco, pero no me quejé. Cerré mis ojos y suspiré.
    
    Sus manos se afirmaban en mis caderas y él, que estaba de pie, arremetía una y otra vez. La sensación de ser completamente dominado finalmente me fue excitando. Él se dio cuenta y comenzó a masturbarme, hasta que acabé.
    
    Se quitó el preservativo. Adiviné lo que deseaba y me puse de rodillas para recibir su semen. Con un profundo gemido, eyaculó en mi boca. El líquido, viscoso y abundante, bajó por mi garganta.
    
    Saqué mi lengua para mostrarle, sonriente, que me lo había tragado todo.
    
    Nos acostamos, exhaustos. Aunque él ya se había relajado, seguía acariciándome.
    
    -Nunca pensé que iba a…
    
    Le tapé la boca.
    
    – Nada de culpas. Fue genial…
    
    Nos duchamos juntos y nos cambiamos. Antes de irse, sacó su billetera y me dio dinero. Sin contarlo lo guardé en el bolsillo. Nos dimos un último abrazo y él se fue.
    
    Esa noche, mamá volvió cansada. Me preguntó cómo había tomado Lalo que ella no estuviera.
    
    – Lo tomó bastante bien. No te preocupes, va a volver.
    
    Nos fuimos a dormir.
    
    Al otro día, cuando volví del colegio, ella notó que yo calzaba zapatillas nuevas. No me preguntó de dónde había sacado el dinero para comprarlas, pero su intuición femenina no la engañó. 
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