1. Un largo y cálido verano


    Fecha: 16/04/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Tuciades, que había sido hombre y mujer, consultado por Zeus y Era
    
    de quien goza mas, si macho o hembra contesto con voz profunda
    
    si dividimos el placer en 10 partes al hombre le corresponde una parte
    
    y a la mujer 9 de 1
    
    Paso hace años, mi amiga Carlita y yo éramos dos impetuosas jovencitas vagabundeando en nuestras bicicletas por el balneario, dueñas del viento y el mar de aquella lejana Bahía San Blas, una península perdida al sur de la Provincia de Buenos Aires. Esa edad apenas mujeres, aventuras de la libertad de no tener horarios ni controles, con todo el caserío de la costa para nosotras.
    
    Veraneaba con mi familia en ese agreste balneario. Madre, mis hermanos y yo recalábamos todo el mes en una casita en la playa, mi padre venía los fines de semana desde Bahía Blanca donde estábamos viviendo era contador en una empresa petrolera. Carlita vivía con su abuelo el panadero del balneario, nos habíamos conocido el verano pasado, ninfas quemadas por el sol y curtidas por el salitre.
    
    Yo flaca, rubia, pecosa, puro pelo, de piernas largas y apenas despuntándome los senos ya abrigaba en mi cuerpo las comezones de la pubertad. Pero poco sabíamos de sexo a nuestra edad en un tiempo que no tenías a quien preguntar lleno de tabúes y represiones. Mi madre solo me había explicado el mecanismo de la menstruación que hacía un año me había venido y que me cuidara de tener relación con muchachos que iba a quedar preñada, nada más y en el Colegio de Monjas no era tema de información.
    
    Fue una prima de Carla que había venido por unos días a San Blas. Una noche la descubrimos en extraños movimientos y sonidos. Ante la evidencia de ser sorprendida y de mala cara nos explico que se estaba pajeando. Me estoy haciendo una pajita bobas –nos dijo- cuando la encaramos preguntándole que estaba haciendo. ¿No se saben pajear niñas retrasadas¿ poniendo cara de sorpresa – con una risita cómplice¡ –Pobre putitas, no saben lo que se pierden –nos agrego- vengan mamita les va a enseñar a chorrear las conchitas… Se ve que le ganó el morbo de superada ante las niñitas que venían a interrumpir su goce y se nos hacia la experta.
    
    La verdad la gordita lo tenía bien claro y nos explico todo lo que ella sabía haciéndose una paja para nosotras, abriendo bien las piernas para que viéramos su sexo y con sus dedos en la vagina moviéndolos primero suave y después frenéticamente, poniendo exagerada cara de placer o gozando como una perra para denostarnos, mostrándonos como sacaba sus dedos empapados de adentro de su concha. Era una experta como se daba y gemía, fue una “master class” genial. Entramos así, ese día, en un mudo de aventuras y sensaciones y por supuesto comenzamos a experimentar.
    
    Yo instintivamente rondaba ya ese despertar al sexo, sentía el llamado de la libido. Había descubierto en clase que si apretaba mis piernas y me balanceaba, me venía una sensación agradable en mi conchita, si me sentaba en la cartuchera o mi bufanda dobladita, más... Pasaba ratos ...
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