1. Masjaeando a mi suegra


    Fecha: 12/04/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Mi nombre es Antonio, tengo 22 año, mi suegra llamada Mari Jose tiene 52 años. Es una mujer con un cuerpo increíble, tetas perfectas y culo mejor que el de muchas chicas jóvenes.
    
    Todo empezó al conocernos, ella tiene un marido mayor y aburrido que no la trata como merece y ella siempre ha buscado en mi el hijo que nunca tuvo. Desde el ptomcipri me trataba como a un hijo más, pero poco a poco entraba más en confianza, llegando a hablar de relaciones sexuales, nuestros cuerpos, etc.
    
    Un día el cual todos dormían, yo salí de la habitación a ducharme, pero sin darme cuenta ahí estaba ella, recién salida de la ducha, con su cuerpo al aire. Yo estaba desnudo y según abrí la puerta ella se quedó mirando fijamente a mi pene mientras se tapaba con la toalla. Yo cogí laviví la toalla y nos metimos ambos en el baño. Aquel baño era demasiado pequeño y nos rozamos su trasero contra mi pene erecto. Hablamos un rato en el baño y ella muy amable, me dió un masaje puesto que mi espalda está muy mal. En el msssje también tocaba mis abdominales y mi cadera. En ese momento me giré para que pudiese hacer más fuerza en la espalda y se cayó su toalla, dejando su cuerpo desnudo frente a mi. Se sgscag s por la toalla y con su cara rozó mi pene. En ese momento avergonzada, se marchó del cuarto de baño.
    
    A los dos días, volvimos a coincidir, esta vez yo no llevaba toalla, puesto que que habia que no había nadie, pero hay estaba ella. Salió de la ducha, le pasé su toalla y mientras se secaba el pelo, yo la masajeaba. Quité su toalla y frente al espejo veía su cuerpo joven relucir, sus pechos mojados esperando a ser tocados no aguantaban más. Ella se giró lentamente y mi pene rozo su vagina, después de 5 minutos rozando su tremendo culo. Cuando se giro dijo..
    
    --Esto debería haber pasado el otro dia. - mientras se metía mi pene en su boca.
    
    Yo no reaccionaba, su boca estaba chupándomela cómo nunca me lo habían hecho. Solo atinaba a gemir.
    
    Se puso de pie y ni preguntósi quería más. Obviamente asentí con la cabeza y me mostró su culo esperando a ser penetrado. Y eso sucedió, metí mi pene es si culo y al ritmo de sus gemidos empujsbs más y más, hasta que al llegar al finak, suplicó que se lo echase en la boca. Y eso hice, descargue todo mi semen en su linda boca, con cara de guarra hambrienta. Desde entonces todos los fines de semana follamoa hasta dejarnos las partes rojas. Su coñito vuelve a ser el que era y cada día hacemos algo nuevo. 
«1»