1. Orgias con mi mujer mientras duerme


    Fecha: 01/04/2024, Categorías: No Consentido Autor: madridmadridmad, Fuente: TodoRelatos

    Conocí a Rebeca en una fiesta de un amigo de amigo. De esa clase de fiestas a las que va solo gente guapa, adinerada, y bueno, y yo que era todo lo contrario.
    
    Rebeca era la hija de uno de los hombre más ricos de España, cosa que por cierto me enteré semanas después, yo de aquellas intentaba avanzar en mi carrera como consultor en una de las Big Four. Rebeca es una chica no muy guapa, con un cuerpo regular, pero con algo que la hacía parecer muy atractiva.
    
    Fue casual, básicamente pidiendo una copa coincidí con ella y ya no nos separamos en toda noche.
    
    Bebimos, reímos y al acaba la noche la llevé a su casa donde nos despedimos con un casto beso.
    
    Empezamos a vernos y un par de semanas después de aquel primer beso y después de cenar en mi casa nos vinimos arriba de manera que casi sin darnos cuenta nos dirigimos a mi cuarto perdiendo prendas de ropa por el camino.
    
    Rebeca resulto un poco reprimida en la cama, no solo me hizo apagar la luz sino que después de un rato bombeando a lo misionero en la que ella no emitió un quejido, al intentar ponerla a cuatro me dijo que íbamos muy rápido.
    
    Seguimos viéndonos durante unos cuantos meses más. Ambos andábamos por los veintitantos, etapa en la que las relaciones de formalizan con una conversación después de un polvo en la que se decide la exclusividad de la pareja. Nosotros no tuvimos esa conversación, simplemente un día Rebeca empezó a denominarme su novio.
    
    Nuestra vida social era muy activa no como la sexual. Rebeca no accedía a encender la luz, no accedía a nada que no fuese el misionero y de comerme la polla, nanay del peluquín.
    
    Fue una de las primeras noches en las que me quedé a dormir con ella. Echamos uno de nuestros aburridos polvos tras el que nos quedamos dormidos. Mi asombro fue cuando de repente mientras dormía noté como me comían la polla. Al principio pensé que era un sueño, pero cuando me di cuenta pude ver como mi inocente novia a cuatro patas me comía la polla con ansia. – Algo debe de estar cambiando – pensé para mi.
    
    Rebeca me la chupó con cierta torpeza pero con gula y paró en ese justo momento en el que los hombres nos corremos. Se la sacó de la boca, me la meneó un par de veces y se subió de cuclillas sobre mi nabo donde empezó a botar. Rebeca me montaba con fuerza mientras con una mano hacia equilibrios y con la otra se tiraba alternativamente de los pezones. Acabé poniéndola a cuatro patas y cepillándomela con saña y viendo su primer orgasmos que recibió entre bufidos. Nos quedamos dormidos abrazados.
    
    El siguiente fin de semana de nuevo dormimos juntos y una vez en la cama empecé a masturbarla, Rebeca me quitó la mano de su coño, se estiró en la cama, apagó la luz y se quitó el camisón. Empecé a besarla y cuando pretendí ponerla a cuatro patas para follármela en esa posición Rebeca me reprendió y me preguntó que de que iba. Me quedé alucinando. Aquél fue un polvo anodino más, volvimos se podía decir a la normalidad, a la aburrida normalidad.
    
    Aquella ...
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