1. Follada en el metro.


    Fecha: 23/03/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... dedos.
    
    -Estás muy mojada puta. ¿Esto es lo que buscas? ¿Qué alguien te toque? ¿Qué alguien te folle? - Moví la cabeza afirmativamente-. Muy bien porque eso es justo lo que pienso hacerte, hoy vas a ser mi puta del metro y a partir de hoy vas a convertirte en mi esclava sexual.
    
    Sus palabras hicieron que mi vagina se contrajera.
    
    -Veo que te gusta la idea puta. -Las acometidas de sus dedos se volvieron violentas y yo me moría por gemir-. Desabróchate otro botón y saca tus tetas fuera del sujetador, quiero que los pezones estén libres, que arañen la ropa y que quien te vea sepa que estás excitada.
    
    Subí las manos y no dudé en obedecer, poco importaba si me veían o no, solo podía pensar en lo que aquel tipo me hacía sentir, en como me follaba con los dedos y lo cachonda que me estaba poniendo.
    
    -Eso es puta, ahora pellizca tus pezones, retuércelos con fuerza, con dolor quiero que ese tío de la esquina que no para de mirarte sepa lo que estamos haciendo.
    
    No me había dado cuenta de que tenía los ojos cerrados, los abrí y me fijé en el tipo que mi amante me decía. Se estaba acariciado la braueta sobre el pantalón, aunque trataba de disimularlo con la chaqueta. Le miré, me mordí el labio inferior y cuando tuve toda su atención fui a mis pechos para pellizcarlos con fuerza. Tragué el gemidó que estuvo a las puertas de restallar en el vagón.
    
    -Mira qué eres zorra, tengo los dedos cubiertos de tus jugos que descienden sin control. Estás manchando el vagón, miré al suelo, efectivamente así era.
    
    El metro se detuvo y un grupo de gente bajó, el hombre de la esquina se aproximó a nosotros pegándose a mi parte delantera sin que yo le rehuyera.
    
    -Hazle una paja -me ordenó mi desconocido. El hombre de enfrente nos miró complacido invitándome a que le desabrochara el pantalón. Me daba mucho morbo, aunque el tipo no me gustara especialmente, parecía un ejecutivo más, pelo castaño, mirada anodina, anillo de casado y rondaría los cuarenta-. Vamos te he dado una orden.
    
    Mi mano voló al pantalón hábilmente cubierto con la chaqueta. Toqué el vello crespo de su entrepierna y una erección de tamaño normal.
    
    No dudé en amasarla entre mis dedos, moviendo la mano arriba y abajo, notando las venas que la cubrían y la gota de líquido preseminal que mojaba el glande.
    
    Tres dedos se abrieron paso en mi vagina que dilataba a marchas forzadas.
    
    -¿Te gusta como la menea mi puta? -preguntó mirando al hombre de delante.
    
    -Mucho, aunque preferiría su boca. Tiene que mamarla muy bien.
    
    -Tal vez en otra ocasión. -La imagen de se ofrecida me excitó mucho, noté el cuarto dedo albergándose en mi coño.
    
    -Eres una despensa, ¿crees que podrás con mi puño? ¿Te gustaría que te metiera la mano entera? -Afirmé deseando aquello que me propetía-. Eres una viciosa y a partir de hoy solo mís, mi puta, mi esclava, yo seré tu amo. ¿Me comprendes perra?
    
    Mi cabeza se movió afirmativamente.
    
    -Haz que se corra en tu mano y cuando lo haga quiero que la limpies con la ...