1. Mi enorme primera vez


    Fecha: 07/09/2019, Categorías: Sexo Oral Autor: Lady S, Fuente: CuentoRelatos

    ... chocolate” tenían algo como eso, y no todos de hecho. Así que era merito doble supongo… Sin más dilación, se la sostuve con una mano desde la base y comencé a masturbarla, mientras mis ojos se perdían admirando «aún asombrada» de su tamaño. Mis manos «que no son pequeñas», en un principio cubrían más de la mitad, pero cuanto más iba aumentando de tamaño, pasaron a cubrir un tercio, hasta que finalmente cuando ya estaba totalmente erecta, dos de mis manos podían entrar y sobraría para casi una tercera.
    
    El sonido jugoso de su piel bajando y subiendo descubriendo su glande rosado y bien formado se escuchaba con el resonar de mis manos pegajosas presionándoselo. Los latidos directo de su corazón se sentían en cada una de las notables venas que lo cubrían. A veces, para salir un poco del hipnotismo, levantaba la cabeza y lo miraba, tratando de buscar sus ojos entre la oscuridad.
    
    Es ahí que se me ocurrió algo que siempre quise hacer, medírselo con mi antebrazo, y efectivamente… era de ese tamaño, tranquilamente unos 22 a 24 cm.
    
    Noté que el rio, yo lo miré como si estuviera asustada y le dije:
    
    — ¿Cuánto mide esta cosa? —balanceándola de un lado a otro siguiéndola con los ojos como si fuera un partido de ping pong.
    
    — Lo que mide una botella de vino o más bien, tu antebrazo jaja… —parecía divertirle y su expresión denotaba que no era la primera vez que se lo decían.
    
    — Esta cosa no me va a entrar… —dije inspeccionando el grosor y mirándola desde abajo, comparándola con mi cara.
    
    Sus huevos daban en mi pera y su enorme cosa llegaba hasta el final de mi frente.
    
    — Me dijeron eso antes, pero con paciencia y saliva…
    
    — Bueno cállate, no me gusta que me interrumpan cuando voy a comer —le dije en susurro, colocándome bien de rodillas, pero bastante separadas.
    
    Por si fuera poco, la forma de su pene era armoniosa, doblado ligeramente hacia arriba, rosado y hasta sus “huevitos” no eran ni muy largos ni muy grandes ni muy pequeños, realmente y sin exagerar, «tenía una hermosa verga.» Independientemente de su tamaño, literalmente calzaba con mi gusto personal sobre ello.
    
    Ya no aguanté más, mi lengua salió de mi boca y comenzó a lamer la punta, su gusto estaba bien, ligeramente salado debido a que salía un poquito de juguito «el cual me tragaba, por cierto.» y seguidamente comencé a darle besitos, como si fuera su cara o su boca. Tomaba unas pausas mínimas de 1 segundo para alejarme, mirársela y volver a darle besos acompañándolos con mi lengua.
    
    A todo esto, mis manos «literal, ambas» apretándola, bajando y subiendo su pielcita, hasta parecía que tenía años de experiencia haciéndolo. Parecía instintivo en verdad, de vez en cuando levantaba la vista para ver, siempre estaba ahí mirándome y me sostenía el cabello para que no tapase lo que a mí me encantaba que viese.
    
    Entre los sonidos de mi boca succionándosela, se comenzaban a escuchar sus gemidos, no era música para mis oídos, era arte en su máxima temperatura «no saben lo delicioso ...
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