1. El hostel del barrio


    Fecha: 02/09/2019, Categorías: Transexuales Autor: Flor Salada, Fuente: TodoRelatos

    No le había prestado mucha atención al nuevo hostel del barrio, pero eses día el pequeño bar que tenía en la planta baja estaba aparentemente abierto y dentro una banda ensayaba, tocando antiguas canciones de rock. Llegaba pronto a mi cita y vi una buena oportunidad para curiosear y entré para tomar una cerveza. Tal y como me miró el camarero comprendí que aún no estaba abierto, pero tampoco puso impedimento para servirme. Sólo estábamos el del bar, la banda, y yo.
    
    Cuando me quedaba poco para apurar la bebida, entró una mujer que debía estar cerca de la cincuentena. Algo gruesa, muy bien maquillada, el pelo largo sujeto con un moño, llevaba una ropa que estaba más acorde al de una señora de más edad, no obstante se quedó unos minutos oyendo a la banda. Terminé mi cerveza y fui al baño. Éste estaba en el patio común del hostel, un baño que se compartía con los huéspedes del establecimiento. Al salir, me encontré de cara con la señora que había visto antes, sin duda cliente del establecimiento.
    
    Habíamos cruzado la mirada en el bar, nada que reseñar. Pero esa vez, en la distancia corta, hubo cierto magnetismo muy sensual que nos hizo observarnos boca y ojos más tiempo del necesario. Eso hizo que mi pene se pusiese alerta, excitándome al momento. Había algo en ella fuera de lo común, una sospecha en su ambiguo aspecto que no hizo sino ponerme más cachondo aún. Abrió la puerta que daba acceso a las habitaciones y me preguntó si también iba a pasar. Era una voz cálida y suave, pero su femineidad no terminaba de enmascarar cierto timbre masculino. Sus facciones podían ser los de un travesti, pero no como los del barrio, sino uno con clase. Una señora.
    
    Esperó paciente mi respuesta y la miré de arriba abajo, fijándome en su cadera bien ceñida en esa falda clásica. A ella no le molestó mi descaro y permaneció con la puerta abierta. Me pregunté qué llevaría debajo, si lencería fina, una faja de señora, o ropa de hombre. Inicié una conversación muy banal. Le dije que no me hospedaba allí y le pregunté por el establecimiento, por cómo era. Ella me respondía con amabilidad, mirándome coqueta, como esperando algo más por mi parte, así que terminé preguntándole por las habitaciones, si eran cómodas. Me invitó a que viese la suya y eso completó mi erección.
    
    Al subir unas pequeñas escaleras me deleité mirando su redondo trasero y sus amplias caderas, pues ella las movía con clase y un velado descaro, de una forma que me derretía tanto como su aterciopelada voz. Aún cabía la posibilidad de que fuera una mujer y eso le daba un toque más excitante a la situación. Hombre o mujer, también tenía todas las papeletas para tener que pagar una tarifa al final del encuentro, pero estaba tan excitado que ese detalle también me daba igual.
    
    Me encontré una habitación muy ordenada. Ausente de lujos, el mobiliario era una mezcla de estilos anticuados y un viejo lavabo colgaba de una de las paredes. La conversación sobre el hostel ya había acabado y nos quedamos ...
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