1. Mónica: premio de becaria.


    Fecha: 27/03/2019, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... fui metiendo en el rol de mujer que está volviéndose loca de placer, tanto que mi calentura fue en aumento y de pronto :
    
    - Santiago...¡ me estás matando! ...¡cabrón! ...¡me voy a correr! ...¡sigue!...¡así!...¡dame duro!...- había dejado de gemir y susurrar y era un puro grito de lujuria.
    
    Mi marido tiró de mí hasta dejarme empalada y culeó soltando su leche. Yo me vine como una ola que rompe en la playa. Habíamos acabado los dos, él la sacó, yo me puse de pié, le di un beso:
    
    - Te amo, sos mi hombre maravilloso. ¿ Quieres que te la lave?
    
    - Así da gusto, el servicio completo. Eres una becaria mejor que la Mónica de Clinton.
    
    En el baño, le agarré la polla, tiré hacia atrás del pellejo, quedó el cipote al aire, lo enjaboné cuidando de sacar cualquier residuo y dejé que el agua tibia la dejara totalmente limpia, le di un piquito en la punta. Seguía gorda, con un poco de cariño podía volver a estar dispuesta.
    
    - ¿ Te la vuelvo a chupar?
    
    - No, nena. Creo que te has ganado una regalo. - miró el reloj- Todavía nos da tiempo a comprarlo. Mientras te lavas, te dejo encima de la cama la ropa para salir. Ahora, todo será si tú quieres.
    
    En la sonrisa que tenía mientras me lo decía, vi que la cosa podía ser excitante y divertida, de esas que ayudan a mejorar un matrimonio que estaba empezando.
    
    - En medio minuto estoy. Y me apetece muchísimo el regalo.
    
    Me desnudé y me di una ducha rápida, eso sí con una buena lavada de partes íntimas. Me acabé de secar en la habitación, Santiago había elegido una ropa muy normal: un vestido de tirantes azul cielo unos dedos por encima de la rodilla y unas sandalias de taco bajo, de ropa interior un corpiño sin breteles y una bombachita de color negro. Enseguida estábamos en la calle.
    
    Fue un paseo corto hasta una pequeña joyería en una casona colonial de balcones de madera llenos de flores. Santiago saludo a la dueña, una mujer hermosa, con el pelo canoso , entre gris y blanco, muy corto , a lo chico. La nariz pequeña, los ojos grandes azul marino. Me dio un beso, al hacerlo pude apreciar el tamaño y la turgencia de sus senos.
    
    - Me gustaría regalarle a mi mujer una cadena oro para el tobillo- dijo Santiago con una sonrisa perversa.
    
    - Entonces es una buena esposa- Tenía acento, como si su lengua materna fuera el inglés.- Jane Lee, aunque me llaman J L. Si de verdad es buena, quizás quieras regalarle además unos aros y un collar . Y ...es más, hasta se los puede ganar , si sabe jugar a seductora.
    
    - No sabes lo seductora que es capaz de ser. Puede volver loco a quien se lo proponga. Trae los aros y el collar. Y decidimos.
    
    Entró en la trastienda y cuando volvió traía tres cajas. Me dio la primera, al abrirla había una cadena fina de oro.
    
    - Póntela.
    
    Apoye el pie en una silla , al ir a colocármela Jane me paró y lo hizo ella. Pude verla bien, pasaba los 50 pero era hermosa, perturbadora, tenía un buen cuerpo, rotundo, con una blusa blanca y unos jeans, una imagen mezcla de modestia y ...