Mi inicio 3 - Relatos Eróticos

Mi inicio 3

Muchas gracias por la aceptación de mis primeros relatos. Para mi es un chute de fuerza y me da ánimo para continuar con mis experiencias.

Siguiendo con la experiencia narrada en relatos anteriores, los cuales se han basado en mis primeros escarceos con personas de mi mismo sexo, prosigo con mi primera experiencia con Eva.

Ella me había dejado muy contenta con todo lo que me había hecho, pero quería también recibir algo más por mi parte, a lo que yo accedí de muy buen agrado.

Estaba tumbada y con su mirada me insitaba a que la tocara. En mi estado no tuvo que hacerse de rogar para que yo diera rienda suelta a que actuarán mi boca y mis manos.

Empecé quitándole su blusa con gran delicadeza, lamiendo desde sus manos hasta el cuello, notando como empezaba a jadear y pedirme más.

Me entretuve un poquito en su cuello, el cual es muy sugerente, lo acariciaba y lamía al mismo tiempo, empezando ella a abrir sus piernas un poquito y acariciando sus partes íntimas.

Una vez que estuve recreándome un buen ratito en su cuello, procedi a quitarle el sujetador, apareciendo dos voluminosos pechos, los cuales empecé a masajear muy despacio, con mis dedos recreándose en todas sus mamas, lo que había que los pezones se fueran poniendo duros y oscuros. Maravillosa la sensación que me produce el recordarlo.

Después de aquella acción ella me pedía más y estaba dispuesta a dárselo, la situación no tenía marcha atrás.

La despoje de su falda y volví a hacer trabajar mi lengua, acariciando todo el largo de su pierna hasta llegar a su zona púbica, volviendo a dar marcha atrás y haciéndola disfrutar mucho.

Llego un momento en el cual abrió las piernas y le baje su tanga hasta quitárselo, Eva estaba disfrutando mucho y yo con ella, dado que me encontraba en aquel momento, al igual que ahora al recordarlo, muy húmeda.

Proseguí con mi forma de actuar hasta que ella me cogió la cabeza y me la llevo a su zona íntima, al mismo tiempo que abría más sus piernas, tenía ante algo con lo que nunca había pensado pero deseaba seguir dándole el mayor placer posible.

Mi lengua empezó a trabajar su zona íntima, al principio de forma sutil y poco a poco con mucha más energía, notando en mis labios como ella humedecía por segundos, al mismo tiempo que la hacia disfrutar y gemir, pidiéndome que no parará y exigiendome más rapidez.

Mi lengua parecía que lo hacía muy bien, dado que ella me exigía más y más, hasta tal punto que fue ella quien me cogió la cabeza y me la movía con más velocidad. Llego un momento que la inercia de mi cabeza hacia que la lengua entrará directamente en su interior, dándole muchísimo placer y exigiendome más todavía.

Estuve de aquella forma un ratito hasta que ella dejó de mover mi cabeza, empezando a contraer su cuerpo y gemir con más fuerza, al tiempo que mi lengua seguía actuando en su zona íntima con más rapidez.

Las convulsiones se aceleraron, pidiéndome que por favor parará, a lo cual accedí dado que sus gemidos eran ya ...