1. Para una dulce chica


    Fecha: 05/08/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... los siguientes días pasaron mas o menos iguales, nos hablábamos por teléfono, nos calentábamos y sin poder evitarlo mis deditos jugaban con mi agina cada vez mas caliente, a veces hacía el amor con mi chico quien debo decir es un muy buen amante sin embargo ya no me causaba esa sensación de urgencia de antes, estaba con el deseándola a ella , una sensación de desazón me inundaba cuando lo besaba y sus labios no tenían el sabor de ella, su piel no tenía ese suave aroma afrutado y añoraba verme reflejada en sus ojos negros.
    
    Un día y sin previo aviso llegó a visitarme a casa, la invité a pasar con la clásica frase que usábamos: pon a calentar el café mientras yo saco las galletas, entramos a la cocina y sin poder evitarlo me lance directamente por sus labios, los ansiaba tanto que moría de ganas de morderlos, llevaba una blusa de botones al frente, los desabroche y libere sus pechos firmes, que sin ser de un gran tamaño siempre me habían parecido lindos, mis manos vagaron por su torso, besaba y lamía su cuello, bajaba hasta sus pechos y regresaba a su boca, ella gemía y me tomaba del cabello, me guiaba , sin embargo aún tenía fresca la memoria y sabía muy bien lo que le gustaba, el agua de la cafetera ya estaba caliente y el sonido que hacía al evaporarse de la jarrilla nos distrajo de lo que hacíamos.
    
    Sentadas ya una frente a la otra me dediqué a observarla con detenimiento, había cambiado un poco, se veían unas pequeñas arrugas alrededor de su boca y ojos, una o dos canas se asomaban en su cabellera negra, había ganado cuerpo ya no era la niña delgaducha y eso simplemente le daba un aire más sensual.
    
    Dándonos un respiro nos sentamos a beber tranquilamente nuestro café pensando en cual sería el siguiente paso, ella seguía gustándome como antes o quizá más sin embargo algo me decía que tenía que ir con cuidado, pues para mi representaba un terremoto que podía causar caos en mi vida, minutos después y sin recordar como exactamente nos encontrábamos en mi recamara, el deseo me hacía hervir la sangre de una manera impresionante.
    
    Sus dos hermosas piernas blancas se abrieron dándome paso a su deliciosa rajita mojada, mi lengua sedienta de fluidos comenzó a hurgar entre sus pliegues, sus gemidos me resultaban afrodisiacos y es que siempre me gustó su voz, sus deditos enredados en mi cabello impidiéndome bajar la intensidad de mis lamidas, el contoneo de sus caderas me indicaban que estaba por terminar, pero eso apenas comenzaba, aplicando toda mi fuerza de voluntad pude ascender a sus labios.
    
    -te toca corazón, le dije ansiando sentirla entre mis piernas
    
    -pero tu no terminaste tu trabajo, termina lo que iniciaste y te recompenso.
    
    Su mirada traviesa me encanta, y es que cuando usaba ese tono de voz y veía ese brillo en sus ojos me era imposible negarme a cumplirle sus caprichos, deje de jugar con sus pechos y bajé mi mano a su vulva, sobando su botoncito con mi índice, mi boca cubrió la suya y jugué con su lengua ligeros suspiros ...