Natalia - capítulo 4 - satisfaciéndome - Relatos Eróticos

Natalia - capítulo 4 - satisfaciéndome

Cuando me desperté vi que meñique no estaba en la cama, me levanté y fui al comedor, estaba durmiendo en el suelo, desnudo, le di una patada y se despertó de golpe.

El resto de la semana laboral pasó rápidamente, nuestra relación se iba afianzando en el rol ama/esclavo. Comía y dormía en el suelo, suerte que es de parquet y es verano si no se congelaría, pero por ahora es suficiente.

Llegó el sábado y decidí que iba a ser un día especial. Eran las 10 de la mañana.

Veía muy feliz a meñique, no paraba de sonreír, yo por mi parte tenía mis planes y como he dicho al principio, iba a divertirme.

Llegué a casa sobre las 7 de la tarde, había comprado varias cosas y tenía tiempo para prepararme. Saludé a meñique como se saluda al servicio, ya tenía la comida acabada, había preparado la mesa para 2 y se estaba duchando para vestirse.

Me fui a mi dormitorio para prepararme para la cena, cuando eran las 19:30h salí de la habitación, me había puesto un traje súper ajustado de un rojo intenso y unos tacones de infarto, llevaba un nuevo peinado con mechas rojas y un maquillaje agresivo hacía que me viera espectacular.

Entonces le vi con su traje de novio, me llegaron recuerdos muy intensos del día de nuestra boda, recordé lo inocente que era y lo mucho que lo quiero. Pero esa vida se acabó.

Me acerqué a meñique y le di un beso en la mejilla.

En ese momento alguien llamó a la puerta.

Enseguida vi la cara de confusión que tenía meñique, no entendía qué estaba pasando. Reaccionó relativamente rápido.

Abrió la puerta y allí estaba Carlos. Carlos es un compañero de trabajo, es psiquiatra, llevaba tiempo tirándome los tejos y siempre le he ido esquivando recordándole que era una mujer “felizmente casada” (los problemas de haberme criado en una férrea educación católica. Eso acabará hoy).

Miré a sus ojos, estaban a punto de llorar, estaba claro que no era la noche que esperaba.

La cena prosiguió tranquilamente, se notaba que Carlos me tiraba los tejos sin importarle que meñique estuviera presente. Cuando acabo la cena le propuse ir al sofá, mientras meñique recogía la mesa.

Vi cómo dejaba algunos platos en la cocina y venía hacia nosotros, sus ojos estaban llenos de lágrimas y la cara roja como un tomate.

Me acerqué y le di un bofetón, Carlos quedó alucinado.

Empezó a quitarse la ropa lentamente, empezando por la americana y la camisa, después se quitó los zapatos y los pantalones, llevaba los calzoncillos tipo bóxer que llevó en la boda y se quedó así, de pié, delante nuestro mientras Carlos me acariciaba el interior del muslo acercándose sigilosamente a mi coño, entonces fue Carlos quien habló.

Lentamente se bajo los bóxer con una mano, mientras con la otra se tapaba la polla.

Vi cómo las lágrimas empezaban a caerle por la mejilla mientras retiraba la mano. Muy sorprendido Carlos soltó un comentario.

Aparté el pelo de para mostrarle el micropene.

Carlos se levantó y se puso al lado de meñique, era más bajo ...