Un amor inesperado 1 - Relatos Eróticos

Un amor inesperado 1

... no dudo en imitarla.

Bella15 —El placer es mío. Mi nombre es Ashley Herrera, tengo veintiún años, estudio y me encanta escuchar música mientras escribo.

Liz —Lindo nombre, ¿Te interrumpo en algo?

Bella15 —En lo absoluto.

Liz —¿Qué estudias?

Bella15 —Enfermería.

Lydia jamás se había sentido de esa manera conversando con alguien y menos por ese medio. Sin embargo, por alguna razón quería ser honesta con aquella chica que recién conocía, inhaló una gran bocanada de aire y escribió:

Liz —No sé si lo notaste, pero soy lesbiana, ojalá no te incomode conversar conmigo.

Después de aquella confesión, se produjo una larga pausa en la conversación. Era la primera persona homosexual que conocía Ashley y no tenía idea de cómo tratarla, a pesar de ser una joven que aceptaba nuevas ideas y experimentaba otras. Por otro lado, Lydia comenzaba a preocuparse de haber sido sincera y no estaba segura si aquella chica que comenzaba a conocer, la aceptaría por lo que era.

Liz —¿Sigues allí?

Bella15 —Sí, aunque tu confesión me agarró con la guardia baja.

Liz —Espero no te incomode.

Bella15 —Para nada, no cambiaré mi manera de tratarte.

Esas palabras resultaron ser un alivio para Lydia, su intuición jamás se equivocaba “Esa chica tenía algo especial” aunque no la conocía, presentía que podía confiar en ella y eso le agradaba.

Liz —¿Podemos conversar por cámara? Me encantaría que me acompañes a cenar.

Ashley se sintió aterrada por la idea de ver en cámara a esa chica desconocida. No tenía idea si era la persona que decía ser o solo un loco que se hacía pasar por alguien más para mostrarse desnudo ante ella. Sin embargo, decidió aceptar su invitación, pues no tenía nada que perder.

Bella15 —Dame unos minutos.

Lydia esperó impacientemente al otro lado de su portátil, deseaba conocer a esa costarricense que la trataba con respeto. Después de varios intentos, logró ver la silueta de aquella chica en su pantalla y comprobó que era muy joven. Su cabello era largo y liso de color castaño, piel morena y su rostro reflejaba cierto cansancio. No obstante, Ashley permaneció en silencio, mientras detallaba a esa chilena, pues su cabello era ondulado de color rubio oscuro, ojos miel, piel blanca y de aspecto gentil. Aunque deseo permanecer unos minutos más admirando a esa mujer, su ensoñación fue interrumpida, al escuchar su voz.

—Hola guapa, gracias por aceptar mi invitación —dijo, con una sonrisa en sus labios.

—No hay de qué —contestó Ashley tímidamente, aunque por dentro se maldecía por no haber pronunciado algo más significativo.

—Pondré mi ordenador en la repisa, así me veras cocinar mientras conversamos —sugirió.

Ashley se limitó a observar cómo Lydia escurría el espagueti con suavidad para luego colocarlo en un plato hondo. No podía explicar por qué su cuerpo sentía un pequeño escalofrío recorrer su espalda mientras veía como aquella mujer preparaba su cena. Jamás se planteó la posibilidad de estar en una situación ...