LA ISLA - V - En casa de Arthur, previo a la cena - Relatos Eróticos

LA ISLA - V - En casa de Arthur, previo a la cena

Arthur se está vistiendo, poniéndose el traje. Flavio le arregla el cuello de la camisa.

- Flavio: “¿Qué corbata quiere Señor?”

- Arthur: “Esta vez ninguna nena, no hay que darle el máximo de formalidad a una cena entre amigos, hoy no habrá negocios, sólo será relajación y diversión, ya hemos hecho bastante la semana pasada”

- Flavio: “Pues así, se le ve estupendo, si me permite póngase esos mocasines de piel tan suave que tiene, y sin medias, eso le dará más aire como de smart casual”

- Arthur: “Tienes razón”

- Flavio: “¿Y yo cómo cree que debo vestirme?”

- Arthur: “Tú vas como mi nena, mi hembra, mi puta, mi sometida… con esos conceptos busca y enséñame varias opciones… ah y que no falten unos taconazos”

- Flavio: “¿Ir en tacones desde aquí?”

- Arthur: “No jodas maricona, que estamos al lado, sólo a 50 metros como mucho”

- Flavio: “¿Me maquillo también?”

- Arthur: “No, no quiero que parezcas una tía, más bien un chico maricón que quiere demostrarle a los vecinos que eres la hembra de su hombre”

- Flavio (sonriendo): “Eso ya lo saben mi señor”

- Arthur: “No importa que lo sepan, es la intención que tienes que mostrar… ah, lo que sí quiero es que le des atención a tu pelo, quiero que esos rizos rubios tuyos reluzcan”

- Flavio (orgullosísimo de lo que oía): “Deme unos minutos”

Flavio aunque ya se había duchado se metió de nuevo en la ducha, usó un champú especial para cabello rizado, luego se secó con la toalla y finalmente se puso un activador de rizos. No se lavó el cuerpo porque hacía muy poco se había duchado. Se miro en el espejo del baño y se sintió satisfecho, sus rizos lucían mejor que nunca. Entonces fue directo a su vestidor, lo primero fue escoger los zapatos, buscó entre los rojos, sabía que ese color era perfecto para las rubias, o para las rubias que quieren llamar la atención. Se decidió por los de más tacón, ya sabía manejarlos perfectamente, había caminado para Arthur muchas veces con ellos y hasta se la había clavado de pie con esos taconazos puestos.

Luego dudó en cuanto a la ropa, sabía que tenía que ponerse unas tangas, también rojas, pero no sabía si coger un vestido trasparente con cristales Swarovski, un pantalón vaquero de tela elastizada muy ajustado con una camiseta rosada con cuello en V muy escotada, o unos leggings negros de latex con una camisa de cuadros rosa y blanco con los primeros botones desabotonados. Fue por Arthur.

- Flavio: “Mire, me he puesto estos taconazos, son los de más tacón y he pensado en estas tres combinaciones, pero no sé cual le gustaría más para esta ocasión”

- Arthur: “¡Cojones que bien te han quedado esos rizos!”

- Flavio: “Me encanta que le gusten… y ¿sobre la ropa?”

- Arthur: “La verdad que tenía la idea de que no parecieras una fulana, sino un chico maricón orgulloso de su marido… pero la verdad que ese vestido impresionaría mucho… ¿crees que tenga sentido los taconazos rojos esos, los vaqueros y encima el vestido trasparente ...