1. Desvirgando el culo de mi cuñada


    Fecha: 31/07/2019, Categorías: Incesto Autor: garabato1822, Fuente: CuentoRelatos

    —Hola, sí solamente necesito que me ayudes a colocar ese cuadro en la parte de arriba, porque sabes que mi marido no puede subirse en la escalera y yo tampoco.
    
    Así iniciamos el diálogo ese día en que llegué a la casa de Ana María, ella se encontraba sola y necesitaba que le ayudara, yo me subí en la escalera, ella se ofreció a sostenerla para darle seguridad.
    
    Coloqué el cuadro tal como lo pedía y por alguna razón sentí que su cara estaba a la altura de mi cintura esto me puso la cabeza un poco lujuriosa, entonces me di vuelta y mis genitales quedaron a la altura de su cara ella sonrió y simplemente me dijo;
    
    —Ya sé cómo quieres que te pague por este favor tan grande.
    
    Sin agregar más tomó con sus manos mi pantaloneta y la bajó de una con el bóxer quedando completamente desnudo y mi verga justo en su cara, la tomó de una manera muy delicada y comenzó a besar desde la punta, bajando lentamente dando unas lamidas espectaculares y de repente se la introducía completamente en su boca, después me lamía las huevas, las chupaba y volvía a entenderse de mi verga que para ese momento estaba que explotaba.
    
    ¡¡Qué mamada tan espectacular!!
    
    Así se habían convertido mis encuentros con mi cuñada, a quien los años la hacían ver cada vez mejor como los buenos vinos, la cercanía de su casa y la mía nos daba la excusa perfecta para solicitar algún tipo de ayuda con cualquier labor doméstica pero siempre terminábamos culeando de lo rico.
    
    Yo fui bajando lentamente de la escalera, con mi verga le iba rozando su cuello después sus tetas el ombligo y cuando llegamos a la vagina la sentí muy muy caliente, apenas me dice “ya quiero adentro por favor métela me estoy muriendo de ganas de tener esa verga dentro de mí”. Entonces también bajé su sudadera con las bragas que estaban totalmente húmedas y de inmediato procedí a penetrarla, gritaba como loca ,sabía que su marido no estaba ni mi esposa tampoco, teníamos todo el espacio y todo el tiempo, entonces le daba y le daba, ella gritaba que quería más, que qué delicia y yo bombeaba.
    
    Me pidió que nos fuéramos para su cuarto y allí se puso en cuatro sobre su cama, yo apenas veía ese culito blanquecino redondito y provocativo solo pensé que tenía que clavar mi verga en él. Continuamos, yo le introduje nuevamente en esa vagina que estaba totalmente húmeda, sus jugos brotaban dándole una lubricación perfecta para la maniobra que realizábamos, yo la sacaba completamente y la volvía a meter y en una de esas rocé con la entrada de su ano, apenas escuché un “ay por el culito no”.
    
    Confieso que no era mi intención pero a partir de ese momento claro que mi pensamiento se centró solo en metérsela por ahí, entonces la sacaba completamente y como estaba húmeda volvía y la metía y simplemente me desviaba un poquito hacia arriba y le tocaba la pared del ano y lo hacía repetidamente hasta que me dijo:
    
    —Dale nunca lo he hecho por ahí pero ya quiero dame! Dame! Por ahí.
    
    Sus deseos son órdenes, pensé. Entonces con mi ...
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