Nuestro primer día
Fecha: 29/07/2019,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos
... pie”
Hago lo que me dices y casi tienes que empujarme para separar mis labios de los tuyos. Con una mezcla de excitación y vergüenza, observo que te has colocado de nuevo el vestido y que me observas.
“Qué graciosa tu pollita. No pensaba que era tan pequeña. Pero es mía y de nadie más, ¿verdad, cariño?”
Te contesto con un “sí, Ama” que casi no me sale del cuello, y te veo acercarte a una mesa donde hay muchos juguetes y lo que creo que es mi ropa. Sin dejar de hablar, me dices las ganas que tenías de este momento. Me dejas la ropa y te sientas en el sofá para observar cómo me visto para ti.
Empiezo con la ropa interior que habíamos elegido apenas hace una semana. Es roja, tal y como habías decidido, y siento que me queda bien. Tengo tantas ganas de vestirme para ti… pero estoy nervioso, y me cuesta mucho ponerme la ropa interior y el vestido entallado de cuero que habíamos elegido. Cuando voy a ponerme los zapatos de tacón rojos, miro al sofá y observo que estás masturbándote. Con tu vestido en la cintura y tus labios abiertos… escucho tus gemidos y no puedo evitar volver a ponerme dura ante la escena.
¿No sabes ponerte los zapatos, mi amor? ¿Te has quedado paralizado? Venga, cálzate y quiero que te des unos paseos por el salón”
Sin dudar un segundo me subo en los zapatos rojos de tacón. Tienen más tacón que mi pollita y me doy cuenta inmediatamente que he sido un poco ambicioso al pensar que podría andar con ellos sin caerme. Pero hago lo que me dices y torpe como un pato, doy varios paseos por el salón de tu casa. Me siento tan zorra… quiero provocarte y muevo las caderas de forma tan exagerada que a punto estoy de doblarme el tobillo y caer al suelo. Entonces te escucho:
“Baila para mí, zorra”
Te miro y sonrío. Sonríes y muerdes tus labios, mientras el vibrador que te compré hace unos meses entra y sale de tu coño cada vez más rápido. Bailo al compás de una música imaginaria. Me siento ridícula y excitada a la vez… y cuando bajo mis manos a ambos lados de mi cintura para parecer más puta de lo que soy, escucho como la intensidad de tus gemidos aumenta… y como te corres por primera vez.
Sin perder un segundo, me pongo de rodillas y, a cuatro patas, me dirijo hacia ti. Automáticamente abres las piernas y mi lengua comienza a lamer tu entrepierna y tu coño. Ohhh por favor. Llevo tanto tiempo esperando este momento que me equivoco y comienzo a comerte el coño, en vez de limpiarte, como me indicaste claramente. Entonces noto que tensas tu cuerpo y siento un bofetón. No me lo espero y creo que no tenías mucho ángulo. Me das entre el papo y el oído… y siento un pitido, que igualmente me permite escucharte:
“¿Te he dicho que me comas el coño, Pedro? Tienes que limpiarme. Nada más. Primer fallo del día, corazón… vete apuntando en tu cabeza”.
Aprieto la mandíbula y me concentro en limpiar tu coño, tu entrepierna, tu culo y el sofá. Y entonces caigo en la cuenta de que he estado a punto de cometer mi segundo error, y ...