1. Cogiendo con la hija de mi amigo.


    Fecha: 18/07/2019, Categorías: Hetero Autor: Benicio2333, Fuente: SexoSinTabues30

    ... endurecerla del todo (lo logró), luego empezó a chuparla. Lo hacía muy bien a pesar de tener 16 años, tenía la tecnica pero parecía timida, asi que con mi mano apoyada en su cabeza la hacía chupar más profundo, ademas de acelerar un poco el ritmo. Me sentía en el cielo.
    
    Era hermoso empujar su cabeza hacia abajo y sentir como le llegaba cada vez más profundo, hasta tal punto que se empezaba a ahogar, pero yo seguía presionando hasta que no pueda más. Empezó a golpearme la pierna, así que supe que ya era suficiente, le solté la cabeza para que pueda recuperar el aire. Mi pene quedó repleto de saliva, desde la punta hasta los huevos, ella me pajeaba rapidamente mientras me besaba y recuperaba el aire, se ve que le gustó lo que le hice.
    
    Nos pusimos de pie los dos, ella contra la mesa dandome la espalda, le bajé el short hasta las rodillas junto con su tanga, me arrodille detras de ella y le comí la vagina. No tenía pelo y estaba riquisima, la lamí de arriba a abajo y metí la lengua, sentía como sus piernas temblaban.
    
    Volví a ponerme de pie e hice fuerza en su espalda con mi mano para que se empine sobre la mesa, apoyé mi pene en la entrada de su vagina y con un simple empujoncito ya la tenía dentro. Empecé a cogermela contra la mesa, mientras le pegaba fuertes nalgadas que retumbaban en toda la casa, ella gritaba y gemía.
    
    Le metía ricos empujones, profundos y rapidos, la estaba taladrando. La mesa se sacudía sin parar y ella no paraba de gritar, perecía una gata en celo. Me la cogí un rato más, iba variendo entre darle nalgadas, sujetarla de la cintura y tirarle del cabello, hasta que finalmente acabé lo más adentro que pude, la llené.
    
    Justo en ese momento escuchamos que la puerta principal se abrió, rapidamente nos acomodamos la ropa, acomodamos la mesa y nos sentamos en nuestro respectivos lugares. A los segundos Sebastian entró a la cocina con lo que había comprado y una sonrisa en la cara, pobre, si supiera que su hija en ese momento tenía la vagina rebalsando de mi semen.
    
    Todo siguío normal, charlamos un rato más los tres, luego cenamos y fuí con la caja de herramientas. Cada cierto rato la miraba a ella y notaba que estaba incomoda por mi semen, no podía evitar reirme. Antes de irme, ella me dió su número a escondidas, en ese momento supe que la historia se iba a volver a repetir. 
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