Mi adorable familia XII - Relatos Eróticos

Mi adorable familia XII

... vagina, me comenzaba a masturbar, con sus dedos frotaba mi clítoris, por ratitos metía sus dedos dentro de mi conchita, yo iba con los ojos cerrados disfrutando de como me tocaba, ahora sí lo hacía alguien con experiencia y eso me encantaba.

Llegamos a un hotelito familiar, pidió una habitación en dónde dijo que yo era su hija, no sé si le creyeron o no, pero a nosotros nos valio, al entrar a la habitación en cuanto la puerta se cerró, los besos desesperados comenzaron.

- ya te extrañaba mi vida, desde cuándo te quería coger por segunda vez.

+ Yo también ya quería coger contigo tío.b

Comenzó por quitarme la blusa, para empezar a besar cada parte de mi torso descubierto juguetando también un poco con su lengua, todo eso a mí me hacía estremecer, mientras tanto lo abracé con mis piernas haciendo que me cargará, llevandome así hacía la cama, dónde me recostó en esa misma posición mientras el me besaba los pechos, mi piernas subian y bajaban acariciándolo. Desabrochó mi pantalón, lo quito al igual que mis panties y comenzó a hacer lo mismo entre mis muslos, sin pasar por mi conchita, aún que me encantaba ese juego también me hacía sentir deseosa de que se comiera ya mi vagina de una vez por todas que no me hiciera sufrir tanto, ya no pude resistir más ese juego así que tome su cabeza y lo dirigi hacia mis labios de mi vaginales los cuales primero carició suavemente con su lengua, para después jalar con sus labios los labios de mi vagina, me sentía en la gloria, saco su lengua, con la cual comenzo a jugar con mi clítoris, no me esperaba que sus maniobras fueran tan buenas, a tal grado de llevarme a un extasis y evidentemente a un rico y delicioso orgasmo, no era de sorprenderme llevaba ya un calentándome con el suave movimiento de su habilidosa lengua, así que me corrí en ese mismo instante, los suaves gemidos que dama mientras me comía se convirtieron en gritos de placer que no pude contener.

Jalo de mis piernas acomodandome al borde de la cama, llevando mis piernas a sus hombros me comenzó a penetrar, su verga entraba tan rico en mi apretada vagina, yo me sentía en la nubes de tanto placer que mi tío me estaba haciendo sentir, el melodioso sonido que detonaban sus piernas cuando chocaban contra mis nalgas me excitaba aun más.

- Ponte en cuatro perrita.

Yo como buena putita le hice caso colocándome así sobre la cama, una vez más me penetró, tanta era mi excitación que me había olvidado que mi tío no se había puesto condón, me estaba dando tan rico, con un ritmo algo frenético, que por momento solo me dejaba la puntita dentro para después recibir el resto de su verga de un solo golpe, haciéndome gemir muy fuerte, alternando estos movimientos con unas muy buenas nalgadas que me dejaron el culo totalmente marcado, sus embestidas comenzaba a ser más ricas, lentas y suaves mientras comenzaba a meter su dedito por mi culito.

- ¿Te gusta sentir mi dedo amor?

+ Si si me gusta amor.

- Te va a gustar más sentir mi verga.

+ No ...