1. Milagros


    Fecha: 12/07/2019, Categorías: Poesía Erótica, Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    I
    
    De lejos la vi, lento caminaba,
    
    pues este calor hacía que sudara.
    
    Su piel era morena, reflejaba,
    
    refulgía del sol; redonda, su cara.
    
    Cuando me aproximé, ella se
    
    tocaba
    
    sus dos pechos bajo su blusa clara;
    
    el sostén le apretaba y se lo quitó.
    
    ¡Tal visión de pezones fue!, me turbó.
    
    II
    
    Me acerqué a ella y le pregunté su nombre:
    
    "Milagros", dijo, "da el tuyo, atrevido."
    
    Alegre y risueña era; no os asombre,
    
    que me he empalmado cuando su voz he oído:
    
    "Me llamo Diego"; "Umm, masculino, de hombre,
    
    ¿qué quieres, señor Diego, estás salido?";
    
    "Transparentáronse, vi tus encantos,
    
    gozar de ellos deseo sin atragantos."
    
    III
    
    La invité a churros; ella los mojaba
    
    en chocolate caliente y viscoso.
    
    En su boca los metía y me miraba,
    
    manchada su boca, rostro jocoso.
    
    Su lengua por sus labios repasaba:
    
    "Umm, rico está el churro, no seas celoso,
    
    que el tuyo más tarde también probaré,
    
    mejor tendrá que ser, ¡qué hambre, me hincharé!"
    
    IV
    
    Paseamos juntos; yendo de camino;
    
    y su ancha cadera rozó con la mía,
    
    el vaivén de su culo, ¡ay, qué divino!
    
    Pensé su desnudez, y me dió alegría:
    
    su blanda carne tiembla y mi pepino
    
    traspasa su coño: así me correría,
    
    en su caliente urna amorosa abierta;
    
    unido a cuerpo de hembra, así me vierta.
    
    V
    
    Fuímos a un hotel, tomé una habitación.
    
    Vamos, nos besamos en el ascensor.
    
    Abrí la puerta y entramos con decisión.
    
    Milagros se descalzó: "Ven, follador",
    
    me ordenó, la falda cayó de un tirón.
    
    Su chocho velludo mostró sin pudor.
    
    Su camisa desabroché y la tumbé.
    
    Saqué mi polla y en el colchón la follé.
    
    VI
    
    "¡Ay!", chilló, "¡Ah!", exhaló, "Hombrón, vaya cipotón."
    
    Sus tetas mordí, suaves y calientes:
    
    "Milagros", murmuré, "tú eres un bombón";
    
    "Dame más, Diego, más", pidió entredientes;
    
    "Te doy, Milagros, qué me gusta, un montón";
    
    "¡Ah, Diego, ah!": que oí sus gemidos ardientes,
    
    que derramé en su coño todo mi ser,
    
    en su grieta honda y mullida de mujer.
    
    VII
    
    Debi quedarme dormido al instante,
    
    mis recuerdos ahí nublados quedaron.
    
    Y me despertó una caricia, no obstante,
    
    en la punta de mi glande: bastaron
    
    sentir humedades, baba chorreante,
    
    calentura de lengua; me indicaron
    
    de Milagros mamada mañanera:
    
    "Me corro"; "¡Umm!, dame tu corrida entera."
    
    VIII
    
    De mi polla, sedienta, el semen sorbió:
    
    se deleitó dando suaves lametones;
    
    Suspiró de placer, y a mí me rindió.
    
    Dijo: "Hoy, umm, desayuno, umm, de cuajarones,
    
    ¡lo que más me gusta!". Después me pidió:
    
    "Cómeme el coño", y lo hice, ¡qué cojones!:
    
    parecía que moría, fue delicioso:
    
    "¡Ay, Diego, ay, oh, ah, sí, qué lengua tuya, ay, oh, de oso!"
    
    IX
    
    Milagros miró el rejoj: "Me he de marchar."
    
    Saltó de la cama y quedé alucinado.
    
    Pensé: "Vaya tía me acabo de zumbar,
    
    tetas rollizas, culo bien plantado,
    
    cara bonita, con ella me he de atar."
    
    "Milagros, ¿llamarte puedo?"; "¡Qué osado!
    
    ¿me ...
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