Viaje a Córdoba, España - Relatos Eróticos

Viaje a Córdoba, España

Te recojo en casa, si aceptas venir de vacaciones conmigo en Córdoba, te digo por mail, a las 4 de la madrugada, a unas 3 horas de Valencia en coche, desde el pueblecito del interior del norte de Castellón donde vivimos, para aprovechar el "fresco" que hace.

En un rato recibo un email tuyo, en el que dice que aceptas, y que llevas mucho tiempo esperando la propuesta.

Ya que en la puerta de tu casa el termómetro en modo externo del coche marca 16 agradables grados.

Llevamos como 1 hora cuando ya nos incorporamos a una carretera mas principal, en la cual ya hay mas circulación, de camino a casa de muchos turistas, y bastantes camiones, que están deseando de llegar, para entregar las llaves del camión en la empresa. Al no hacer falta, no habíamos puesto el aire acondicionado, y se nos han colado varios mosquitos en el vehículo. Subes la ventanilla y pongo el aire acondicionado, por fin, y es cuando los mosquitos viéndose acorralados la emprenden contigo, por suerte para mi, ya que yo soy el que esta conduciendo.

De repente veo de reojo que tu vestido vaporoso, va desapareciendo hacia abajo, dejando a la vista tus hombros, y tus pechos, los cuales había imaginado siempre, pues trabajamos en la misma empresa, pero diferentes departamentos. Pechos redonditos, de buen tamaño, no enormes pero sí grandes, aureola oscura, y pezón desafiante.

¿Quieres tocarlos?, no dejas de mirarme de reojo. ¿Quieres?, no me voy a escapar, ni puedo ni quiero.

De repente alargo la mano, pero sin mirarte, debo de estar pendiente de la carretera. Los acaricio suavecito, me encanta su tacto, los amaso como si fueran pan pero delicadamente, de tanto en tanto acaricio el pezón, para ponerlo tieso, lo cual te encanta.

Mientras tanto, los camiones que nos adelantan, nos pitan, a mas de uno se le van los ojos, y trata de estar a nuestra altura el máximo de tiempo posible. También he observado que otros, hablan por la emisora de CB, con sus compañeros o hablan por teléfono. Me imagino la conversación y te animo a que te quites el vestido del todo. No sé porque te lo propondría, tampoco llevas ropa interior abajo, madre mía!. Te abres de piernas, y queda tu sexo totalmente expuesto a quien quiera mirarlo, salvo para mí que puedo hasta tocarlo. De hecho es lo que hago. Me encanta, el tacto suave de tu piel. Juego con la entrada de tu sexo, con tus labios mayores, creciendo y cada vez mas a la vista, ofreciendo una vista espectacular a los compañeros de la carretera, mientras, un par de dedos entran en tu húmeda vagina. Te retuerces de placer, hasta que decido sacarlos y dártelos a probar. Bajo la velocidad, me bajo la cremallera del pantalón, pues no dejas de darme zarpazos para que lo haga. A continuación empiezas a masturbarme, suave, y aumentando la velocidad, hasta que me tienes mas tieso que el mástil de un barco pirata. Acaricias mis testículos antes de meter mi pene en tu boca, para tragar mi lefa como una poseída por el demonio. Mi semen se escurre por tus ...