Herencias y maldiciones 1 - Relatos Eróticos

Herencias y maldiciones 1

Este extenso relato empieza en una finca en la zona rural de un municipio del norte de Antioquia, eran los años 20 dónde la violencia bipartidista ya pasaba a tener tintes subversivos, la finca llamada la pancha era una gran hacienda, su propietario, Rómulo era uno de los terratenientes más poderosos de la región, junto con su esposa, Herminia, en el día en que sucede este hecho, estaban celebrando los 15 años de su única hija, María del Carmen, una niña hermosa, de ojos azules, cabello mono y piel blanca, y en extremo refinada, y educada bajo un estricto esquema de valores conservadores promovidos por ambos padres. Su padre, Rómulo, como lo dije antes es uno de los más grandes terratenientes de la región, conservador por convicción y católico por confesión, hacia respetar las reglas de manera clara y contundente, Herminia era también una mujer de carácter fuerte y conservadora. El día de la fiesta, estaba todo preparado de manera maravillosa, y los invitados nada menos que grandes terratenientes, era un evento del que todo el mundo sabía y por ende la fiesta iba a ser maravillosa. En horas de la noche, cuando iba a terminar la fiesta, llegaron unos bandidos, con s machete y escopeta y amenazando con matar de diestra a siniestra se tomaron el control de la hacienda, estos subversivos se hacían llamar liberales y buscaban conservadores para matarlos, entre sus filas iban 4 mujeres de carácter fuerte y muy mal habladas, la menchi, Susana, Justina y Josefina, eran las únicas mujeres entre los 20 bandidos que llegaron, y las dejaron a los alrededores de la hacienda para cuidar que no vengan los bandidos rivales o las autoridades. El jefe que le decían navajas, separó a las mujeres de los hombres, y a las mujeres las hicieron encerrar en las habitaciones interiores y a los hombres los amarraron en el patio. María del Carmen, siendo escurridiza se logró alejar del grupo de mujeres y por una portezuela logró salir a la parte trasera de la hacienda, yendo a su escondite cerca a un granero abandonado. Para su desgracia, ante el silencio de la noche, hizo un ruido y alertó a la guardia bandida cercana, que era de la más implacable de las mujeres, la menchi, una mujer de aproximadamente 38 años, pero que parecía de 50 por el camuflado que llevaba -pero que tenemos aquí. Alguien que desobedece al jefe. Va a tocar llevarla para donde él. Y mientras decía eso, las otras bandidas se fueron acercando. -Vaya que manera de faltarnos al respeto y desobedecer las órdenes- ironizó Susana de 30 años y la más joven. – Por favor, no me hagan nada, no me maten ni me lleven a dónde su jefe por favor. -suplicaba la niña. -No, no se la daremos al jefe, el tiene allá de donde echar mano, creo que nosotras deberíamos tener un poco de diversión, además, esta peladita tiene una piel tersa y delicada, eso se siente bien, que dicen chinas, nos divertimos con ella o no? – consulto la menchi. – Si claro, respondieron las otras . Y dicho esto, colocando el machete en el cuello a la ...