1. Aficionada a leer relatos eroticos


    Fecha: 21/03/2019, Categorías: Sexo Virtual Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... más que regular.
    
    Se abrió la puerta, y me quedé de piedra. ¡Era tal y como se veía en la foto!, solo que más deseable al natural. Llevaba un vestido amplio, de una sola pieza. Era bastante escotado, y sus altos pechos -que claramente no estaban ceñidos por ningún sujetador- pugnaban por escaparse de la fina tela. La falda, muy cortita, dejaba ver unas piernas preciosas, a las que no había hecho justicia la cámara, o eso me pareció. Tenía la piel ligeramente tostada, y sonreía ampliamente.
    
    - Pasa. No estaba segura de que al final vinieras...
    
    - Eres preciosa -dije, mientras cerraba la puerta a mi espalda-.
    
    Se apretó contra mi, y me besó sin más preámbulos, introduciendo su lengua entre mis labios, sus manos en torno a mi cuello. Yo la abracé estrechamente por la cintura, las manos en sus nalgas, y correspondí al beso. Tras unos segundos enlazados, se apartó:
    
    -¿Quieres beber algo?.
    
    - No. -Me lancé-. Sólo quiero tu boca, y ese maravilloso cuerpo tuyo.
    
    Me precedió, entrando en el dormitorio, y se sentó sonriente sobre una de las dos camas, la falda arremangada por la postura hasta muy arriba, las piernas separadas, permitiéndome ver la entrepierna de sus braguitas blancas. Fue ella la que rompió el silencio, juguetona:
    
    - Si tus ojos pudieran moverse solos, los tendría debajo de la falda.
    
    - Mis ojos no. Pero mis manos sí -respondí-.
    
    Me acerqué, sentándome junto a ella, y comencé a acariciar sus muslos, mientras la besaba largamente. Luego, introduje la otra mano por su escote, y acaricié sus dos suaves y firmes pechos. Los pezones se endurecieron inmediatamente con el contacto. La mano que yo tenía entre sus piernas, acariciaba ahora su vulva por encima de la tela.
    
    Tuve una idea repentina. Me levanté, y me senté en una pequeña butaca que había frente a ella. Empecé a desprenderme lentamente de la camisa, mientras decía:
    
    - Tengo el torso desnudo...
    
    Ella, que se había quedado momentáneamente parada, comprendió inmediatamente el juego, sonriente. Deslizó los tirantes de su vestido por los brazos, muy despacio, dejando al aire sus dos hermosos senos, erguidos sin necesidad alguna de sujetador, mientras decía:
    
    - Me he bajado la pechera del vestido. Tengo los pechos al aire.
    
    Su mano se introdujo bajo la cinturilla de la braguita, y vi moverse sus dedos, acariciándose por debajo de la prenda. Prosiguió:
    
    - Tengo un dedo metido en la vagina. Me estoy masturbando.
    
    Yo estaba también tocando el enorme bulto de mi entrepierna. Me puse en pie, quitándome rápidamente los pantalones y los zapatos, y metí también la mano debajo del slip.
    
    - Yo también me estoy dando placer con la mano.
    
    Pero tenía la mano quieta. No quería, por segunda vez, manchar estérilmente el piso. Estaba muy excitado, mis testículos hinchados, mi pene erecto intentando escapar de la breve prenda que me quedaba.
    
    Ella se puso también en pie, dejando deslizar el vestido hasta el suelo. Luego, volvió a sentarse sobre la cama, las piernas ...
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