Abrupta Declaración- 4 y 5 - - Relatos Eróticos

Abrupta Declaración- 4 y 5 -

4) Oscar

Se acerco lentamente, como si temiera que lo atacase. Me daba, incluso, un poco de pena. Sin embargo, no era momento para remilgos quizá mis escrúpulos venían por el parecido físico, daba la impresión que atacaba a mi propio hermano.

¿Que era cortito? Solo había que observarlo un poquito, más corto que las mangas de un chaleco. Me puse al fondo de la jaula, abrigado con la manta, para que si quería ponerme las esposas tuviera que entrar en la celda de los perros.

No se percató del peligro que esto conllevaba. Debajo de la manta, y fuera de su campo de visión, tenia bien sujeta la cazoleta que teníamos para dar de beber a los perros. La puerta de entrada era bastante baja, no más de 1 metro sobre el suelo. Por lo que tubo que agacharse para cruzar el umbral. Entre tanto y a pesar de mis recelos, salté sobre Oscar, cubriendo su cabeza con la manta y golpeándolo con la cazoleta empleando toda la intensidad que pude.

La manta impidió que sus gritos se oyesen en la casa y los golpes reiterados causaron el efecto deseado. Con Oscar fuera de combate, medio grogui, aproveche para quitarle las esposas y esposarlo a él. Utilice la misma bola que me colocaron a mi para acallar sus quejas. Con el amigo inmovilizado y sin poder avisar a sus compinches procedí a poner en orden el plan que mi mente había trazado.

En primer lugar necesitaba ropa y la más próxima era la de Oscar. Teníamos tallas parecidas. Con el medio fuera de combate busque en sus bolsillos la llave de las esposas le abrí una de ellas y le despojé de la sudadera y de la camisa. Volví a cerrar las esposas y procedí a quitarle el pantalón del chándal. Los calzoncillos como que no, me daban asco, no me los pondría, y además, todavía tenía los huevos hinchados de la patada de Rubén. Pero no me olvidaba de él, me las pagaría tarde o temprano, en aquel momento tenia prisa para poner tierra de por medio.

Por otra parte, tal como iba pensando en todas estas minucias me percaté de un bulto sospechoso en la entrepierna del pobre desgraciado. Con que la curiosidad pudo más que la prisa y le baje , de un tirón los calzoncillos.

- ¡¡¡Hostias!!! Se puede saber que llevas ahí

Oscar, medio recuperando el aliento.Le retire la bola para oír sus explicaciones.

- Pues está claro, ¿no? Un jaula de castidad, tu linda esposa me tiene encerrado para que no me pueda tocar

- ¿pero tú que eres? Aparte de medio tonto

- Pues muchas cosas, primero un sumiso con dueña que hace todo lo que le dicen

- Pues anda que estas apañado, ¿qué es para ti Noelia?

- Noe, es mi dueña, mi vida, la persona que dirige mi destino. Aparte de mi prima.

- Joder, joder, voy de sorpresa en sorpresa. ¿y Rubén?

- Rubén es el maromo de Noe y que de vez en cuando me utiliza,

- ¿Queeeeeeeeeeeeeee?

- Pues sí. Tengo que estar dispuesto a sus vicios. Soy su juguete, su herramienta para reírse de mi y que les sirva en todo momento.

- ¿y esto te gusta?

- Estoy orgulloso de poder servir a mi ...