1. Zorrita del metro.


    Fecha: 27/06/2019, Categorías: Hetero Autor: Linda, Fuente: TodoRelatos

    Acabe en su boca.
    
    Era increíble la facilidad con que mi polla estaba dura otra vez. Me la guarde, ahora le tocaba a ella sentir algo nuevo, seguro que nadie se lo había hecho como se lo iba a hacer yo. Me dolía la polla, se me notaban las venas, me dolía como si no hubiera acabado en varios días, irónico, ya que acababa de llenarle su boquita hace unos breves segundos.
    
    Ella seguía en el suelo, relamiéndose. Mirando mi miembro, asombrada de que ya estuviera otra vez duro. No lo pensé, simplemente me agaché y le pedí que se pusiera de pie. Coloqué una de sus piernas encima de mi hombro, y comencé a lamerle su coñito. Ella estaba tan húmeda que no sabía dónde empezaban sus jugos y mis babas. Estuve así un buen rato, jugaba con sus labios, su clítoris, mi lengua recorría toda su rajita, le mordisqueaba con suavidad, le metía la lengua bien adentro, que rico estaba, era un elixir que no quería dejar de beber.
    
    Le introduje un dedo. Suspiro. Le metí dos, y vi como se mordía el labio inferior y cerraba sus ojos. Cuando introduje tres dedos me cogió del pelo y entre suspiros me pidió que no parara, que siguiera en ese punto. Seguí lamiendo su rajita, me envolví en su clítoris, sin dejar de masturbarla, fue cuando contemplé un rico orgasmo. Sus piernas empezaron a temblar y su respiración era más agitada. Tenía ganas de gritar, pero por miedo a ser descubierta ahogaba sus gritos. Se lo notaba. Y de repente se corrió, no lo resistió, sus gritos hacían eco en la estación. Quería penetrarla. No aguantaba más, le quería enterrar toda mi polla en su coñito.
    
    Pero… En ese momento, escuchamos unos pasos, rápidamente se incorporó la falda, y se abrochaba su camisa mientras que yo intentaba disimular mi erección.
    
    Uno de los guardias la habían oído. Nos miró de reojo y se nos acercó, nos preguntó que, si estaba todo bien, ella tímidamente y con la voz un poco apagada le contesto que sí y le sonrió rápido y suave, yo por otro lado permanecí callado.
    
    El hombre se quedó rondando por ahí, no nos quitaba el ojo de encima, no podíamos seguir, al menos no ahí.
    
    +­ Mi departamento no está muy lejos, si quieres podemos continuar ahí.
    
    - Me parece una excelente idea.
    
    Nos fuimos de ahí. No aguantaba las ganas de follarmela, empezamos a caminar rápido, no se quien estaba más caliente, ella o yo.
    
    Al entrar en mi departamento la puse contra la puerta, le arranque la camisa y deje sus pechos al descubierto. Eran pequeños pero redonditos.
    
    Comencé a lamerlos y mordisquearle sus pezones, ella sobaba mi polla, aun dura de la estación, no logre que se me bajara de camino. Ella metió su mano por dentro de mi bóxer y comenzó con una ligera pero rica paja, su mano se llenó de mi semen presi liminar, ella seguía con su vaivén, estábamos demasiado calientes.
    
    La cogí del pelo, pero no muy brusco. Ella sonreía, la puse contra la mesa del comedor, le apoyé la cabeza contra la mesa, le subí su faldita de cuadros y le di una nalgada bien sonora.
    
    Me quite todo, ...
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