Vidas secretas – El conserje - Relatos Eróticos

Vidas secretas – El conserje

A mí me encanta mantenerme en forma, todos los días muy temprano en la mañana salgo a ejercitarme al gym con mi ropa deportiva, debo mantener mi linda figura, después de un duro día de entrenamiento regreso a mi departamento, donde he notado que el conserje de mi edificio todos los días me come con la mirada, siento como me quita mis mallas dejándome solo en mi hilo que es el que uso para ir a entrenar.

Y eso me calentaba mucho, ya se lo había dicho a mi novio, él solo se reía mientras me la metía con más fuerza y me hacía llegar en un fuerte orgasmo.

Al día siguiente le dije a mi novio que aún estaba caliente con la idea de estar con el conserje.

Él me tomó del cabello muy violentamente lo cual me encendía.

– Si quieres hacerlo, hazlo, pero quiero verlo. Decía mi novio

Ya con su permiso no iba a perder el tiempo.

Mi novio se fue a trabajar, yo me preparé para irme al gimnasio, vi al conserje al salir, le mostré una sonrisa mientras él me veía hipnotizado. En las 2 horas en el gym pensaba como haría para que el conserje me cache, y se me ocurrió una idea muy buena.

Al regresar subí rápido y alisté una pequeña video cámara, que conecté a mi laptop para que grabe todo, ya teniendo todo listo, llamé a la recepción con una excusa para que viniera. Enseguida toco la puerta.

– Dígame señora. Me dijo el conserje.

– Gracias Luis por venir

Le decía mientras le abría la puerta, él se me quedo viendo, se me mojaba la conchita al saber que lo montaría.

– Mira, se ha roto el foco.

– Como así. Me decía el conserje mientras entraba al departamento.

– Por una tontería que estaba haciendo.

Le di el foco que había comprado al venir del gym y le di una silla para que se suba, a él se le notaba algo nervioso ya que aún estaba vestida con mi ropa del gym, después de un poco de vacilación de su parte subió a la silla, y al fin noté el nerviosismo, tenía su rica verga bien dura, él desenroscó el foco roto y coloco el nuevo y justo cuando estaba terminando posé mi mano en su verga.

– Creo que te has emocionado mucho.

él terminó enseguida y bajo de la silla.

– Discúlpeme señora, solo que…

Me decía aun nervioso por la situación.

– Tranquilo, hoy me has ayudado así que te mereces un premio.

Y con mi mano tome más fuerte su rica verga, mientras lo besaba.

Sin perder tiempo lo tiré en el sofá mientras yo me sacaba mi topcito y dejaba libre mis senos, el no perdía el tiempo y se sacaba toda su ropa, me quité mis mallas y solo me quedé con mi hilito negro, y me acerqué a él. Su verga no tenía un mal tamaño. El de mi novio era más grande pero el de él era más grueso, me arrodillé y me lo metí a la boquita, se notaba que estaba extasiado, le estaba cumpliendo su fantasía.

Trataba que me entrara todo en mi boquita, pero por lo grueso que era, se me hizo un poco difícil, hasta que pude llegar a tenerlo todo. Y pude sentir como palpitaba dentro de mi boquita.

– ¿Señorita se lo puedo meter? Me decía el ...