Lupe 65 - Relatos Eróticos

Lupe 65

Lupe 65 Sugiero leer los anteriores relatos.

Cuando ellas se relajaron, yo me sente acurrucada abrazando un pie de la doctora, como diciendo es mia, como no dejandola escapar. Ese gesto, segun supe unos meses después, desencadeno mi perdición.

La novia de la doctora pregunto si queríamos otro trago, la verdad yo sentia sed. Ella se fue desnuda como estaba hacia el bar, volvió al rato con las copas.

Ni pregunté que trago era, estaba muy rico, mucho alcohol y mucho de no sé qué más. Al rato de terminarlo sentí un subidon tremendo, quería bailar saltar correr. Ellas querían quedarse abrazadas cogiendo una vez más, así que fui sola a la pista de baile. Había muchísimas mujeres bailando, amándose mientras bailaban.

Yo me metia entre ellas, cientos de manos me tocaban,acariciaban, pellizcaban, la cola las tetas las mejillas. Muchas besaban mi boca, algunas me daban fuertes nalgadas, todo me exitaba.

Algunas, viendo que yo era sumisa me hacían lamerles la concha o el culo. Una de ellas me hizo arrodillar frente a su concha, saco de ella un tampon lleno de su sangre menstrual. Lo puso en mi boca, cuando yo lo escupi me hizo lamer la sangre que aún salía de su interior. Su olor a menstruación era horriblemente asqueroso, me escape de ella cuando pude.

No me dí cuenta que bailando habia pasado a otra sala del club, lejos de donde estaba sentada la doctora. Sentí unos poderosos brazos que me llevaban en andas, una Domina me llevo a otra zona.

Sin darme opción de resistir ato mis brazos en alto a un travesaño, mis piernas las separo con una barra atando mis pies a ella. Le dije que yo tenia Dueña, pero fue en vano, dijo que si estaba lejos ella podía disponer de mi cuerpo. Si mi dueña me había dejado sola, es que ya no me quería.

Diciendo esto fue por un latigo, me lo mostro detallando las bondades que tenia. Dijo que era ideal para provocar muchisimo dolor y el mayor daño físico a la víctima. En el pasado me habían pegado con un cinto, una bara, una fusta, pero esto estaba fabricado especialmente para hacer mucho daño.

Tenia mucho miedo, estaba temblando. Me puso el látigo en la boca, para que lo chupe. Del corto mango salian más de diez tiras de cuero, que tenian como nudos duros ademas de unos cubitos de acero.

Yo suplicaba que me deje, dijo que le calentaban mis súplicas. Que grité con todas mis fuerzas, ello también le exitaba. A nuestro alrededor se había congregado un montón de mujeres.

Al principio no entendí que gritaban, despues del primer golpe entendí. Gritaban constantemente «sangre». El primer golpe fue directo a mis tetas, senti el silbido del latigo, me dolio horrores, me quemaba.

Enseguida se marcaron las trenzas del latigo en mi piel, con el segundo golpe a los pezones, empezaron a producirse heridas en la piel. Otro golpe más ya salía abundante sangre, golpeaba con todas sus fuerzas alentada por la muchedumbre.

Se ubico a mis espaldas, ahora fue mi cola y espalda la que recibió el tratamiento. Ella ...